Amor despreciado de Bailaora
dolor de mi espalda era
junto a mí. Su rostro reflejaba una pr
", empezó
a. El simple movimiento me
oques",
con la voz tensa. "No
ía. "¿Ah, no? ¿Y quién me ha deja
habría echado de aquí. Te habría dejado en la
la. "¿Como cuidaste mi cabeza
onfía en mí, Alejandro. Solo te pido eso. Cr
io. Su silencio
ca me creería po
no de agotamiento. "Ya casi lo teníamos. Solo un poco más. ¿Por qué tienes que
turo de palizas
or mis mejillas. Lágrimas de ra
a él. "¿Crees que podemos volver atrás? Ya no
brazarme, pe
bela", dijo, levantándose
e f
a v
habitación, rota po
cabeza y las vendas de la espalda, Isabe
eña celebraci
arto por primera
saliendo con Isabela y la niña. Él ll
sión", dijo Alejandro, sin m
da en la puer
o. Parec
finalmente. "El capazo de
. "Toma. Está empezando a llover. V
Era un paraguas. Un p
s dedos est
odó a Isabela, luego a la niña, y por
lejó, levanta
over. Una llu
tra el viento. Me calé has
la. Bajo l
o. Lo llamé. Una
a y sonaba, pero
en el bolsillo de su chaqueta,
principal, empa
a entornada. En
, siguiendo el son
al, el suyo, el que ahora compar
os
de de la cama, riendo. Alejandro
ta, estaba secando sus pi
mirada y le sonrió con una ternura
zón se
rompió en m