La Heredera Despiadada y Mi Sacrificio
sus asistentes a la clínica donde Sofía se recuperaba. Lleva
dijo uno de ellos con una sonrisa ensayada. "Y por usted, señor
que le quemaba el pecho. Estaba atrapado en una jau
a" una tableta en la habitación. En la pant
o, abrazándose. Javier llevaba ropa cara, r
da. Cada imagen era una nueva puñalada para Mateo, intensifi
. La evidencia
o Sofía dormía, empacaba una pequeña mochila. Solo lo esencial: algo de ropa
aba de su relación con Isabela antes de qu
resignación amarga. Era una despedida si
na vez adornaron su mesita de noche. Eran imágenes
de desapego, las romp
papelera. Un cierre emocional doloroso, pero necesario. El
cial en su mansión. Una cena para la élite, para
obligado
e de arrogancia,
isa burlona. "¿Cómo va todo por el ranc
intentando manten
sabela había insistido en que Mateo llevara, c
tomándolo sin permiso. Lo examinó con
hete. La hoja se golpeó contra el mármol del suelo, mellándo
pecho de Mateo. Ese
ó, abalanzándos
nsumado, retrocedió
¡Está loco!" gritó,
ervando la escena con una mez
se apoderaron de Mateo. Era una
o, su rostro una má
er solo estaba admirando tu... tu herr
biertamente, sin cu
continuó, su voz resonando en la sal
dor. La traición era completa, púb
éfono. Tenía una grabación de la conversación donde Javier
laneó todo," dijo, intentando que
oz de Javier, clara y bu
de duda en los ojos de Isabela
aje! ¡Está tratando de arru
luego a Javier. Su dec
eo. Estás hacie
la fue el último clavo e