La doble de la reina
Darian Velmont, acostumbrado a la frialdad y a la precisión de la política, algo en su esposa le parecía distinto aquella mañana. La mujer que tenía ante s
ilibrio entre la confianza y la suavidad que dejaba atrás la inseguridad del primer día. Sus pasos eran seguros,
runcía ligeramente el ceño cuando pensaba, cómo sus labios se curvaban en una sonrisa que parecía más genuina que fin
n había algo en su intuición, en su instinto, que la hacía anticiparse a los movimientos políticos, a las palabras que podrían esconder una amenaza
ba a crecer. La atracción que sentía hacia "su esposa" era peligrosa, porque si ella n
espalda. Sabía que no solo debía actuar, sino también proteger esa nueva im
en su mente la figura de la mujer que tenía frente a él, preguntándose quién era realmente y qué secr
ás que la imagen de la reina enferma; veía una fuerza nueva que podría cambiarlo todo.