La doble de la reina
sus pensamientos. Frente a ella, extendido sobre la mesa de madera maciza, yacía un pergamino que contenía las condiciones de un acuerdo que cambiaría para sie
a indeleble sobre su destino. No había margen para la duda ni para el error. El reino necesitaba una
as oficiales. Su vida quedaría confinada dentro de los muros del palacio, su libertad reducida a la discreción y a la interpretación constante. Cualqu
cretos de la corona. No bastaba con parecer la reina; debía ser capaz de pensar y reaccionar c
i el pueblo, ni los nobles, ni siquiera el rey Darian podrían confiar en que la mujer que tenían
armadura invisible, pesada pero necesaria. Sin embargo, también comprendió que esta era la opo
y una mezcla de esperanza y desesperación. Darian sabía que estaba arri
rme, pero cargada de sinceridad-. No h
cómo el temor y la determinació
é todo lo que esté en mi poder para pro
, le entregó un anillo con el sello real, símbolo
as, de silencios y de peligros ocultos, una vida en la que cada día sería