Prohibida para el CEO
oner límites. Lo de Gabriel tenía que terminar. Lo de Laura la había sacudido. Y su dignida
r detrás de ella, su cuer
estaba
o
u reflejo en el espejo del ascensor para no sostenerle la mirada directamente, pero
ijo él en voz baja, con ese
ue decirte -resp
habló c
ojos eran una mezcla de eno
sab
ir de mi oficina. Tenía
sabes que esto d
uno. Pero bastó para que la di
ingir que no te deseo. No despu
un piso intermedio. No er
s de Gabriel a la pantalla que mostraba el
cuando hablas a
or
o. Y no puedo permitírmelo
se abrieran. Nadie entró. Él aprovechó para jalarla con de
ujer que me impo
suavidad, con los
a piensa
Siguieron subiendo. El latido de a
s labios, con el rostr
esto, Isabela. Díme
no lo
no era
eseado desde el primer día,
o, reverente. Luego deslizó su mano hasta la nuca,
z más -susur
b
intensidad casi dolorosa. Sus cuerpos se acoplaron con hambre reprimi
ron justo a tiempo. Pero ya era tarde. Lo
riel no la llamó, no le escribió. Isabela intentó centrarse en sus tareas,
abriel la interce
las seis? Necesito que revisemo
nto lo vio. Pero asintió. Ya e
punto, entró
do. Gabriel estaba de pie junto a la ventana, observand
ó con voz baja, dejando su
te sin decir nada, y luego caminó haci
r que esto no e
bri
tos contigo y todo tiene
eos-. Porque no soy tuya
Isabela cerró los ojos. Su cuerpo reaccion
ue este momento
a lo
de vidrio, se aferró a su camisa, sintió cómo él la alzaba p
bela dejó escapar un gemido ahogado cuando Gabriel acarició su muslo desnudo bajo la falda. É
estaba
z, no f
fla
otogr
edificio, desde otro piso. La figura se desvaneció e
? -preguntó
Qu
alguien no
o. La realidad cayó sobre ello
etrocedió
n? ¿Po
a tomando su teléfono-. Pe
endió que lo que estaba en jue
u car
v
... su l