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Prohibido Llamarlo Amor

Capítulo 3 Tensión al filo

Palabras:1370    |    Actualizado en: 16/05/2025

inado en el sofá, repasando unos documentos de trabajo, pero apenas podía concentrarse. Cada tanto alzaba la mirada buscando en la puerta de

. Llevaba un top corto que dejaba al descubierto su vientre tonificado y un pantalón ceñido que delineaba la firmeza de sus ca

eguntó él, aunque su voz sonó

ldo del sillón, obligándolo a levantar la vista. Sus pechos redo

on una voz suave-. Me pregun

que jugaba con las palabras, lo ponía en guardia. Intentó reincorporarse,

nto -murmuró-. E

lavando sus ojos col

que podrías contárselo a mi m

ón, era precisamente aquello que él había barajado en su mente: ¿confesar o callar? Él cerró los ojo

enfrentarse a Camila. Sus altísimos tacones añadían centímetros a su es

en él. La sola idea de verla sufrir esa presión le dolía. Sabía que Camila había iniciado ese juego por rabia y por esa chispa oscura de

diendo la cabeza-. No

ndo los brazos para contener ese impulso de acerc

ción? -preguntó-. ¿O miedo a

a una jarra de agua. Sirvió un vaso con manos temblorosas y dio un sorbo

e en esa posición. No quiero que mi sincerid

nas moviéndose, como si reflexio

mirada como si hubiera encontrado lo que buscaba. Se acercó de nue

gerla. -Su voz vibró suave contra su

de la pregunta. Giró el rostro para mirarla, y

ió con firmeza-. Pero esto..

al otro, observándose como si en sus pup

de su oreja, dejando su cuello al descubierto. Julián percibió el aroma de

ando la voz hasta casi un susurro-.

ervó alejarse, con el vaso aún en la mano, consciente de que, sin palabras, habían sellado un acuerdo tácito: Camila

la. Porque el juego que estaba en marcha ya no era solo un desafío de miradas o palabras veladas: era una partida en l

n la sala. Julián estaba en el estudio, intentando concentrarse en los informes que debía entreg

alabras y sobre todo, de esa mirada fija

de ahí salió Camila con una bata ligera apenas atada, dejando entrever el contorno de su figura atlética. La

Intentó mantener la calma, pero el puls

eguntó ella, acerc

traicionaba la tensión que sentía

scasos centímetros. Su aliento rozó su rostro y él p

nervioso

tió un escalofrío recorrer su espalda. Su piel respondió de inmediato a

con una delicadeza provocativa. Él no supo si debía apartarla o dej

en ese instante, el silencio fue m

usurró Camila, la voz quebrada por

, atrapado en la tormenta de emocio

a sonrisa peque

te del juego -dijo-. Solo que a

vidad, pero con firmeza. Necesitaba man

o-. No así. No

a, como si no comprendie

os entre los dos -propuso-. Pero no p

ese "juego" tenía muchas más implicac

tras de sí un rastro de perfume y misterio. Julián quedó paralizado, sintiendo que el

enas comenzaba, y que r

a que, si cedía,

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