ESPOSADA AL CORAZON
rpo tembloroso era incapaz de asimilar la magnitud de lo que estaba ocurriendo. Su padre la ha
ombres, un guardaespaldas de rostro pétr
mi residencia -ordenó con su tono
sin vacilar, salieron del c
tió su estóma
vez creyó que la protegería, al hombre que cuando había dado sus primeros pasos la aplaudia y estaba orgulloso de ella, el mism
ermaneció
así que lo mejor que puedes hacer o
l-. ¿Acaso alguna vez me viste como tu hija y no como una pieza más en tu maldito tablero? Creo que al t
ncapaz de sostener la torme
erina no
me! -su voz se ro
ecogieron sus pertenencias. Todo lo que alguna vez había sido suyo: sus vestidos, sus
aletas, Katerina comprendió
n y cayó de rodillas en el suelo de mármol del casino,
ró, su voz rota y cargada de una s
que siguió fu
n expresión seria y lue
ó, lo hizo s
a, ella ya
ió que su mund
n firmeza, sus manos rodeando sus
hando contra los hombres que la arrastraban lejo
ya había apar
an en el casino mientras la llevaban fuera. Cada
cio, con la misma calma de un depre
Katerina Volkov
izca de calidez. Katerina Volkov estaba de pie en medio de la opulenta residencia de Aar
uzadas y un vaso de whisky en la mano. La luz tenue del salón acentuaba sus facciones c
salieron de su boca carga
omó un sorbo, sin prisa, sin inmutars
z de Katerina temblaba de f
una ceja,
o es
respondió hizo que la sangre
fuerza-. Me arrancaste de mi hogar, me trataste como si
el líquido ámbar giraba en espiral. Luego, sin l
. ¿Hablas del mismo lugar donde
pe fue
e abandonaba sus pulmones p
hacía que lo
ió con desprecio-. Tú... tú n
a vez, y en sus ojos verd
un lujo que n
n cruel, que Katerina sintió un
dejó sobre la mesa de mármol con un leve clic. Luego
troceder, aunque su co
a, inclinó la cabeza apenas unos centímet
odo lo que quieras, pero nada cambi
o de esas palabras como
ada fría antes de alejarse, dej
fue larg
rande y demasiado lujosa para ella. La habitación era un reflejo de su
ietud de la noche mientras las lágrimas caían silenciosas por sus mejilla
ndo encontrar consuelo en un v
había c
y cuando finalmente cerró los ojos, lo único que enc
-
briéndose abruptamente la
rita V
, tratando de ubicarse en el tiempo y el espacio. La luz del amanecer se filtraba
ndo su cuerpo entumecido por la
el hombre de negro-.
a frunci
ir? ¿A
as la miró sin n
tados
a golpeó de
¿Q
o solo la habían arrebatado de su hogar, sin
interior, pero el guardaesp
e. No hagamos e
la rabia treparle
si me
con una frialdad impas
iene o
-
vestido sencillo, pero no permitió que tocaran su rostro
spaldas la esperaban. Sin mediar palabra,
momentáneamente al cru
. Katerina sintió el impulso de correr, de hui
En
s puños cerrados. El aire dentro del auto era espeso
s. Katerina clavó la vista en la ventana, observando cómo la ciudad que había sid
motores rugiendo suavemente. Pero lo que más captó su atención
on M
una mano en el bolsillo y la otra sosteniendo un vaso con algún licor. Sus ojos verdes la escudriñaron c
escalofrío de odio r
paldas la gui
nte cerca, Aaron bajó el vaso
as, futura
a golpearon com
no se permitió temblar. Levantó el mentón, a
así -escupió
ó una ceja
no, lo serás. Me
n sus venas, pero K
s antes de girarse con indiferenci
ardaespaldas s
señorita
no se
ó y, con un tono
ubiremos
a humillación desg
a sus pies a moverse. No les da
estrozado, sintiendo que cada
atoria. Su destino estaba sellado, y no había nada que ella podía hac