La Reina de Egipto
lemente, y el pueblo se movía entre mercados, templos y canales. Pero tras los muros de piedra y jardines de
de blanco, todas con los ojos bajos. Caminaban como sombras suaves, pero no perdían detalle. Cada gesto
y telas frescas que caían como agua desde los dinteles. Una fuente murmuraba en el cen
n decir una palabra. No por miedo, sino por estrategia. Sabí
mes se acercaron para des
ás joven que ella-. Desde ahora, es
ese título era una cortesía anticipada o un
oy segura de que ser
sonrisa. Valeria captó el destello de inteligencia en sus ojos
as aún perfectas, los ojos delineados según las costumbres locales, la piel pálida que comenzaba a camb
go... o del destino, pensó. Y
caminaba por el patio del halcón. Lo acompañaban dos
emuestra aún, pero se ve en su modo de
Asim-. Y es
asu
vuelo de un ibis que cruzaba el cielo-. Pero
a antigua de quienes han visto
halcón, la part
os, se fijaron en el palacio del ala oeste. Donde la