ÉPSILON: MUNDOS ALTERNATIVOS
aura ya había aprendido su primera lección sobre Epsilon: cuando el dispositivo decidía que era hora de partir, tenía aproximada
mismo lugar donde había comenzado su viaje. El reloj de la pared marcaba las 9:17 AM, apenas cinco minutos después de su partida. Era desc
torbellino de pensamientos y emociones. El techo familiar de su cuarto
asado minutos -murmuró para sí misma, girándose d
Alejandro que ella conocía. Su Alejandro nunca habría liderado una revolución; siempre había preferido mantener un perfil
Con letra cuidadosa, escribió el encabezado: "Primer salto - Mundo subterráneo". Debajo, anotó los detalles temporales que aún la desconcerta
do y valiente que el Alejandro que ella conocía. Una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar que, a pesar de todo, conservaba ese gesto tan característico, esa sonrisa torcida que aparecía
todas las realidades. Pero había algo que la inquietaba profundamente, algo que la hizo detenerse y morder la punta de su bolígrafo antes de escribir la última o
Cómo podía este Alejandro recordar una conversación de su realidad? ¿Era una c
servando el artefacto que ahora descansaba en su mesita de noc
a le provocaba una sensación extraña, como un déjà vu que no lograba precisar. Volv
a comprender cómo cada salto podía durar días enteros allá mientras aquí transcurrían solo minutos. Se detuvo un momento, pensativa, antes de añadir la pregunta sobre los otros Alejandros
caba en la cama, su santuario en medio de un caos que apenas estaba empezando a comprender. La lámpara de la mesita emitía una luz cálida y tenue, proyectando sombras danzantes
ue parecía tener vida propia. Laura no podía decidir si le reconfortaba o le inquietaba. Cada pocos seg
cansancio. Su sonrisa, aunque pequeña, tenía un toque resignado, como si acabara de aceptar que est
e mirarlo de nuevo. El brillo del artefacto parecía cambiar sutilmente, adaptándose a la penumbra de la habi
ndo, eh? -dijo en un susurro, con un
lo pulsando un poco más fuerte. Laura soltó una risa nerv
xtraterrestre -murmuró, rodando los ojo
eno, a los "Alejandros". Su ex, con su expresión de eterno escepticismo, y el Alejandro de aquel mundo extraño, con su cicatr
dijo en voz baja, con una mezcla de curiosidad y un e
nte en estar de vuelta en su cama, en su pequeño espacio seguro, donde el caos del mundo exterior parecía queda
iguales. ¿Y si había más mundos? ¿Más posibili
uiñara un ojo en complicidad. Laura le devolvió
que me vayas a teletransportar. Mis jeans no están diseñados para salvar el mundo