ÉPSILON: MUNDOS ALTERNATIVOS
abrió
s palabras salieron con una fluidez que no reconoció. Todos giraron sus cabezas hacia ella,
sospecha y curiosidad que la hacía sentir como
a como si tuviera idea de lo que estaba haciendo-. Si logro entrar en su sistema de ventilación, podría acceder
oyectado. Alejandro la miraba con una mezcla de sorpresa y admiración que hizo que
no recordaba haber visto en él antes. Una sonrisa genuina, l
io cuenta de que, sin quererlo, acababa de co
n una postura que parecía sacada de una película de es
eraba, pero tampoco es que fuera experta en infiltraciones, por mucho que
-replicó Alejandro, con un
dedor, consciente de que todas
i esto sale mal, te
Alejandro que había conocido y este nu
o evitar pensar que, tal vez, esta loca av
ajo presupuesto. Cada vez que movía un brazo o deslizaba una pierna, el material metálico le arañaba ligeramente la piel expuesta. "Un plan perfecto", había dicho Alejandro, con
dedos volaron sobre el teclado holográfico, su mente en piloto automático mientras descifraba códigos y desactivaba sistemas de defensa. El sonido d
luz natural inundó el lugar. Laura tuvo que entrecerrar los ojos para ajustarse a la claridad, pero lo que vio la dejó sin palabras. Las caras de las person
túnel. Su respiración era pesada, como si hubiera corrido kilómetros, y su uniforme
se desvaneciera en cualquier momento. Había algo en su mirada, una mezcla de gratitud y admi
ban. Su pecho apenas rozaba el de él con cada respi
unque su voz salió ligeramente temblorosa-. Sup
que probablemente había derretido cora
vantando una mano para apartarle un mechón de cabello que se había pegado a su frente. Su
do nervioso que n
abajar -respondió, intentando ignorar cómo su c
irada fija en sus ojos como si fueran el único anclaje en ese momento-. Cuando
su cuerpo vibrando con una tensión que
irar a ningún otro lugar que no fueran sus labios, q
a sonrisa que parecía contene
poco de romanticismo era como un café sin azúcar -su voz era un
reemplazado por una mezcla de incredulidad y confusión. Esas palabras... esas habían sido s
familiar tirón del artefacto en su bolsillo. Fue como si una fuerza invisible la jalara hacia atrás, desarmando
eza y algo más... algo que parecía un adiós no pronunciado. Luego todo se des
fue la sonrisa enigmática de Alejandro, y sus ojos,