Entre las redes de la mentira: Todo por amor
omo si el cielo decidiera derramar las lágrimas que Melani estaba conteniendo. Su corazón estaba lleno de una mezcla de tristeza, ira y confusión. Abrazaba su a
te, la única persona en quien sabía que podía confiar plenamente. Melani bajó con dificultad, sosteniendo su bolso con manos temblorosas, y caminó apresuradamente hasta la
a un kimono de seda en tonos carmesí con delicados bordados dorados, y su largo cabello negro azabache caía en una trenza perfec
alarma. Su voz era suave pero firme, con un l
iendo lo fría que estaba. Sin esperar respuesta, la atrajo al interior y cerró la puerta
eca, envolviendo los hombros de Melani. Se arrodilló frente a ella y le apartó con dulzura
o -le pidió con vo
contrar el valor para hablar. Cuando finalmente lo hi
-susurró con la voz quebrada, cub
to a ella en el sofá, tomándola de las
o, Melani. Est
su mente estuviera atrapada en un torbellino de emociones que aún no podía descifrar. No quiso presionarla; en ese momento, lo único que importaba era apoyarla. Le ofreció su casa, le pid
aunque las palabras parecían atascadas e
zo pasar por Luis. Todo este
entreabrieron, pero no emitió palabra de inmediato. Su expresión
se hizo pasar por Luis? Ex
a relatar lo sucedido. Su voz temblaba,
r. En el hospital, cuando abrí los ojos, al único que vi fue a Fern
umpir, pero su agarre en las manos de Melani
í ese día, pero no como un salvador. Fue otra persona quien realmente me ayudó, Luis. ¡Incluso
vó una mano al pecho, tratando de
? -preguntó, intentando entend
como si estuviera luchando
ortar la idea de que estuviera con otro. ¡Pero eso no justifica lo que
acariciando con suavidad la espalda
e calmarte para poder pensar con claridad. Esto es muy gra
sereno y decidido, le transmitía la certeza de que, a pesar del dolor, podría seguir adelante
no dejaba de reproducir cada mentira, cada engaño que había descubierto. El dolor en su pecho era insoportable, como si algo dentro de ella se hubie
almente, con el alma aún herida, tomó una decisión. No podía seguir hu
Fernando finalmente contestara. Su voz so
lani
Su voz era firme, aunque el nudo en s
ncómodo antes de q
uán
l parque cerc
ró al otro lad
quiero
Fernando. Solo quiero dejar l
Luego, su respu
aré
se. No quedaban palabras
en el suelo. Melani vestía un suéter beige de lana gruesa, jeans ajustados y botas negras de tacón bajo. Su cabello, suelto y ligeramente
an su figura esbelta. Su piel tersa y sus rasgos asiáticos destacaban bajo la luz difusa de la tarde. A pesar de su expresión serena, su
ero, camiseta gris y jeans oscuros. Sus manos permanecían en los bolsillos, y su postura tensa revelaba la inquie
ntes de apretarlos con fuerza. Fernando, por su parte, tragó saliva y trató de sonreír, pero solo logró un gesto tenso y torpe. S
que quisieras verme tan pronto... -comenzó
rrumpió, su tono cargado de dolor y rabia
pasando una mano por su cabello
plicarte. Todo lo que hice fu
stados y sus ojos se llenaron de
sino por la intensidad de sus emociones-. Te hiciste pasar por Luis, sabiendo lo importante que e
dedos salieron de los bolsillos y se crisparon levem
lejos, tan enfocada en Luis. Pensé que si creías que yo era
brazos y dejó escap
s puede significar algo? -Sus ojos brillaban con decepción-. ¡Me traicio
s ojos oscuros reflejaban una
llo. Estaba desesperado. Te amo tanto que no pensé en las consecuenci
a pocos metros, mantenía una postura alerta, con los labios apretados y los brazos cr
de manipular o engañar para conseguir lo que q
suspiro tembloroso. Luego los abrió de nuevo y dio un p
udiera retroceder el tiempo, haría las cosas de otra manera
ntento por contener su dolor. Finalmente, tomó aire y, con
que siento es dolor y decepción... -sus ojos b
hubieran sido un golpe directo a su pecho. Su rostro per
o un paso atrás-. Haré lo que sea necesario pa
do de recomponerse, mientras la
está d
nmóvil, sin creer lo que acababa de escuchar. Miró a Melani una última vez, como si es
ejó lentamente, con los hombros ca
a agitó su cabello, y por un instante, sintió que algo dentro de ella se desmoronaba y
so de su vida, pero aún quedaban