Más Allá del Destino
abella se encontraba junto a Alejandro, con las manos manchadas de sangre mientras presionaba un paño sobre su herida. La flecha que
-susurró Isabella, c
forzó un
dificultad-, pero debo admitir
a que no podían quedarse allí por mucho tiempo. Las tropas del príncipe Edmond ya debí
salir de aquí
Alejandro-. Si nos movemos aho
Necesitaban al menos una noche más pa
po no estaba
delle, la ira del príncipe Edmond se h
escapado?! -bramó, golpeando
, sin atreverse a levantar la vista. Uno de los hombr
aldeas cercanas y patrullas a los caminos
retó la m
la prometió, y no voy a permiti
e, clavando la mira
... tráiganla de vuelta viva. Pe
ntieron y salie
iño, había sabido que Isabella sería su esposa. No solo porque era hermosa y de sang
o lo per
crujir de ramas fuera. Su corazón se aceleró de inmediato. Se levantó
puerta y escu
so
imal. Alguie
lentamente y entreabrió la puerta. En la p
sab
ue su cuerpo
urró al reconoc
damente, con los ojos l
! ¡Las tropas de
e apoderó d
nos enc
egó con
rrogado a los aldeanos y ahora buscan
erró la puerta y co
lo sacudió c
os ojos co
suce
encon
poró como pudo. Su herida aún le dolía
s -dijo c
e había traído. Alejandro apenas podía ma
o Margot-. Hay un viejo monasterio e
a miró con
ómo agra
usurró Margot
leó su caballo y galopó junto a Alej
constantemente hacia atrás, con el miedo mordiéndole la piel. Alejandro s
a apenas iluminaba el camino, y el viento silbaba ent
l estruendo de más cab
urró Isabella, sintiendo el p
os ace
herida le drenaba energía con cada movimient
n silbido co
gáchate! -gri
lecha pasó rozando su hombro y
s estaban s
del príncipe! -gritó un
ngre hervir. No volve
engas! -gri
ápidos. Cerraron el paso con
iraron de las riendas,
ier sonrió con sat
a-. Qué conmovedor. La dama h
apretó lo
egamos, ¿lo
la miró
o.
oltó una
príncipe Edmond estará encant
vanzaron con l
retó la dag
a ren
staba a punt