Más Allá del Destino
ortunidad contra soldados entrenados, pero no iba a entregarse sin luc
dolor lo hacía tambalearse. Su herida no había sanado l
e te lleven -murmu
anzó una mira
puedes luchar e
ir. Gautier hizo una señal, y los solda
jo el comandante, con la seguridad de un
apretó lo
un
ó con rapidez, hundiendo la daga en su brazo. El hombre
a y la blandió con dificultad. Aún herido, aún debilitado, s
n, y por un breve instante, la duda se reflejó en sus rostros. Pe
-ordenó s
imer golpe, pero los otros tres no le dieron respiro. Con cada movimi
por la cintura y la arrojó del caballo. Cayó al su
ó, intentando libe
ía mantenerse en pie. Pero sus
... -s
y a de
onrió con
pende de t
to para dar el golp
un rugido de furia in
ombras en la oscuridad. Sus capas ondeaban con el viento
reaccionar antes de que el pri
un soldado, pero
erimentados, y en cuestión de segundos
e arrastró hasta Alejandro y
-preguntó él co
o no podemos q
es desmontó y co
igo! -ordenó
miró con d
ién
n rostro curtido por la guerra, con una
Tristan. Ven
y Alejandro aceptaron la mano de Trista
jéte
sabella miró hacia atrás y vio cómo los jinetes desco
los ayudaban, pero en ese momento so
ah
Alejandro apenas podía mantenerse conscie
horas de cabalgata, llegaron a una
sadizo de piedra y los llevaron ante un h
itivos que Edmond quiere mue
ala en la que se encontraban. Estaba llena de guerrer
ustedes? -pr
cruzó lo
ren sobrevivir, tendrán que deci
ella y Alejandro