Entre Socios y Secretos
ria de su ascenso al poder: líneas limpias, muebles minimalistas, tecnología de vanguardia. Su mundo estaba perfectamente ordenado, cada detalle bajo su control. A sus 34 años, Daniel había logr
o su mente no podía concentrarse en ellas. Había una reunión crucial al final del día con Isabella Montiel, una de las inversionistas más influyentes del sector. S
sacó de su ensueño. Su asistente, Mar
á aquí. Isabella
. Se puso de pie, ajustó su camisa blanca de cuello perfecto y caminó hacia la entrada de
a Montiel no solo era una inversora destacada, sino que además se había ganado su lugar en el mundo de los negocios por su astucia y su habilidad para hacer crecer empresas a través de decisiones estraté
ijo Daniel, extendiendo la man
n firme, una sonrisa de cort
do mucho sobre ti. Tu empresa tie
mpañía, Daniel notó la claridad y determinación en la voz de Isabella. Era la inversión que él necesitaba, pero también sentía una presión inusual al
ndo la reunión tocó su fin. Isabella se
ximos días. Si todo va según lo planeado, espero que pod
Esta era la oportunidad que había estado esperando. Pero
ta familiar esta noche, ¿te gustaría acompañarme? Un ambiente más
ucho menos a las cenas sociales, pero la invitación de I
ntaría. Gracias
salir, le dejó una tarjeta c
uaves y la música clásica llenaban el aire, creando una atmósfera sofisticada. Aunque su mente seguí
a sentirse fuera de lugar. La conversación con los otros asistentes era sobre todo superficial,
ntrol, Camila emanaba una energía fresca, descomplicada. Estaba sentada en una esquina, riendo con un grupo pequeño de amigos, con un
l. Fue un instante fugaz, pero suficiente para que ambos se recono
o Camila con una sonrisa ampl
ió Daniel, sintiendo que algo en su interior se agitaba
ndole una sonrisa cálida que parecía
o trabajar en proyectos que pudieran cambiar la forma en que las personas vivían sus espacios. Mientras ella hablaba, Daniel se dio cuenta de algo curioso: n
no de los dos lo dijera en voz alta. Los dos parecían encontrar un refugio en la compañía
había hecho que todo pareciera más sencillo, más genuino. Estaba confundido. Isabella había sido la mujer que siempre creyó que necesitaría
sabía que su vida estaba a p