Amor secreto del CEO
res que me rodeaban parecía amplificar el miedo que me invadía. Estaba atrapada, inmóvil, y lo único que podía hacer
a ver a Ethan, ni si alguna vez encontraría una salida. Mis manos temblaban de nervios,
edo, la ansiedad, la desesperación se mezclaron en un torrente incontrolable que me sobrepasó. Fue como si algo que había
n claras, solo gritos de terror, como si tratara de expulsar todo lo que había guardado dentro por tanto tiempo. Mi
uéltame! -grité entre sollo
señas, a mantenerme callada, a someterme al silencio impuesto por años de abuso y dolor. Pero en ese momento, ese dol
ra, mucho menos que lo hiciera con tanta desesperación. Uno de ellos se acercó a mí, me agarró por e
ó el hombre que
de esos hombres que me tenían secuestrada. Pero no podía, y me sentí aún más vulnerable al darme cuent
uir por el camino que habíamos estado recorriendo, nos desviamos, tomamos una curva y nos detuvimos. La camioneta se apagó, y mi corazón se aceleró al e
un momento. Estaba tan aturdida que ni siquiera logré ver dónde estábamos, solo sentí las luces brillantes, las sombras alargadas de los edific
ar las voces de los hombres que me rodeaban. Los pasos se acercaban a mí, el ruido de sus botas resonaba en
-Una voz firme
te a mí, con una expresión decidida, pero también sorprendida. No me lo esperaba. Ni siquiera imaginé que él estuviera allí, per
d me golpeó. Había sido él todo el tiempo, la única persona que podía salvarme. N
Et
vez que pronunciaba su nombre con tanta claridad, y no pude evitar que las lágr
facciones se suavizaron, pero rápidamente recobró su compostura. Aun así, su mirada se mantuvo f
omo si no creyera l
entía un poco más fuerte. Algo dentro de mí había cambiado. Y aunque no sabía lo qu
darme cuenta, me habían rodeado. Los hombres que me mantenían cautiva fueron reducidos en segundos, y uno de ellos cayó al suelo, desarmado. La confusión reinaba ent
denó a uno de sus hombres
No podía dejar de mirar a Ethan, tratando de comprender lo que había sucedido, de entender cómo me había encontrado e
r un momento, las palabras se estancaron en mi garganta. ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo explicarle que me habí
con voz baja, su mirada s
que necesita