LAS SALVATORE
úmero dos. Hay invitados de todas partes del mundo, yo no he salido de mi habitación porque no quiero toparme con los hombres que desean convertirme en su espos
ron a peinarme, Diamante ha diseñado para mí un hermoso vestido lleno de zafiros de color azul,
s tonto Leandro ¿Qué haces aquí? Se supone que deberías estar e
que se casaron puedo decir que nos han descuidado mucho al salir al p
tar acostumbradas, mi padre quiere que bajen con nosotros porque hay m
Si hubiera alguien mafiosos, usted
an y es obvio que comiencen a hablar de nuestra belleza. Comenzamos a saludar a todas las personas, luego
lame sus labios y vuelve a observarme con una promesa en sus ojos, su mirada grita ¡serás mía y de nadie más! Siento como mi pulso se acelera y mi corazón late fuertemente. Pero no dejaré que nadie me intimide, así que también lo observo de arriba a abajo y me agrada lo que veo, es un hombre alto, imponente, tiene el cabello negro, una barba perfectamente cuidada, lo me
aron, nunca esperé esa reacción, pensé que sería como el resto de las mujeres tímida y tonta, tratando de coquetearme. Pero ella me observó de pies a cabeza y se atrevió a retarme con l
desde que me desperté esta mañana he tenido esta corazonada, sé que revisamos mil veces el pr
bservo cómo Leandro sube a la tarima y hace el anuncio, luego los tres niños son mostrados. Las personas enloquecen de amor y comienzan a aplau
a mirada a un caballero y los deja con la mano tendida cada vez que la invitan a bailar. Tengo tantas ganas de acercarme, per
obvio que no lo pienso demostrar, así que lo ignoro, aunque de vez en cuando le echo una miradita mientras lidió con todos los idiotas que quieren pasarse de
da abrir la puerta, llevo mi mano a su cintura para pegarla a mi pecho ¡eres malditamente hermosa! -¡Eso lo sé! -¡