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El trato con el diablo

Capítulo 4 Capitulo 4

Palabras:1093    |    Actualizado en: 13/01/2025

no era la autoridad final sobre su puesto de profesora. Gracias a Dios. Considerando lo meticuloso que er

las manos sobre el bolso que tenía en el regazo mientras se enderezaba en

recen sólidos. Envió todo lo que tenía cuando regresó del viaje y no necesito recordarle que la universidad también tiene derecho a reclamar su trabajo. Por supuest

ad estaba diciendo que era lo mejor para la universidad que sus resultados no fueran desestimados. Así q

o los mendigos n

eraba: "Aprecio tu

de todo esto, en realidad te he llamado h

e Natasha s

o hablar con usted

ue estaba a punto de presionarla para que vendiera a la misma gente que Frank y que simplemente la estaba

ank, no fue un buen augurio para las cuestiones monetarias, y la forma más rápida para que

stuviera ansioso por mostrar sus logros a un donante

ejemplo de excelencia o como una encantadora de serpientes destinada a conve

. -De todos modos, como dije, hay un donante aquí que quisiera hablar con usted. Podría convertirse n

rque su voz se volvió más estridente. "Te pediría que le dedique

e su silla para ir a buscar al mencionado b

ngo actualmente con la financiación, sería bueno hablar con alguien que esté interesado en el tr

, gracias. -Colgó rápidamente y se puso de pie-. Los dejo a los dos con lo suyo. Es importante tener tiempo para

s de rodear el escritor

l borde de su asiento, sintiéndose más como un cebo que com

fue extraña y fuera de lo común en el decano. No solo nunca fue tan amable y zalamero, sino que el concepto

hombre al instante. Cerró la puerta con firmeza y se quedó allí, cont

irada, la de ese homb

io tiburón inver

coche. Desde su estrecha cintura y sus anchos hombros hasta su pelo os

nsamente. Nunca podría olvidarlos. Eran la sede de

eíblemente rico, con un valor incalculable e intereses comerciales en múltiples sectores y en la may

ientos biotecnológicos emergentes y su apoyo era

la finalmente lo miró a los ojos. -Natasha Robinson. Ha pas

ientras cruzaba la habitación para pararse frent

. -Algo así -dijo, con voz más firme de lo

-dijo, más como una afirma

a conocido a este hombre podría olvidarlo. Especi

er que, de algún modo, casi se hub

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