Lazos del Lobo
na manada poderosa, un hombre acostumbrado a tomar decisiones bajo presión. Pero en ese momento, frente a Elena, una trabajado
ado rumores sobre Alexander Wolfe: frío, calculador, imponente. Pero ahora, mientras
dependía de su capacidad para pasar desapercibida, y el hecho de que el mult
o si hubiera salido de un trance. Fenrir, s
s, Alexander.
espondió finalmente, su voz más
teniendo el trapeador en la
¿Hay algo qu
a que se acercara, que le explicara quién era ella para él, pero ¿cómo haces eso sin asustar a algui
por el trabajo que haces aquí. -Fue lo mejor que se
común que alguien como él notara algo tan mundano como su tr
-respondió, su tono ed
enrir bufar con impa
lla es nuestra mate, no una empleada cua
o un paso hacia ella, haciendo que se detuviera. Su corazón latía
es un momento
, su agarre en el trapead
abl
improvisando y que probablemente sonaba raro, pero no podía dejar que ella se
ceño, clarament
cer grosera, pe
irle que su lobo había decidido que ella era su compañera destinada. No podía explicarle
ajan aquí, no solo de los ejecutivos. Quiero entender mejor a las personas que hacen que e
como si intentara descifrar sus verdaderas intenciones.
un momento, tengo qu
ó, sintiendo un
uí. No quiero inte
zos, claramente to
e saber, se
taba acostumbrado a compartir esa parte de sí mismo con casi nadie. Pero algo en ell
mente tomada por sorp
oy responsable de mantener limpio este pi
clinándose ligeramente hacia ella, como si su
tó una r
limpiar oficinas. Pero a veces haces l
en que lo dijo, que hablaba de luchas que él no podía imaginar. Su vida había sido dura en otros asp
-dijo finalmente,
de hombros. Luego lo miró con curiosidad-
ó ante la pregu
Se detuvo, eligiendo cuidadosamente sus palabras. No podía revelar la ver
si entendiera más de
no? Cumplir con las exp
e había hablado con él de esa manera en años,
mente, su tono má
la es fuerte. Más d
geramente, tanto a F
ambién tiene s
ímida pero genuina que iluminó su rostro. Ale
teresante hablar contigo, per
o un paso atrás, aunque cada parte de él quería
bía que su vida acababa de cambiar para siempre. La Luna no se había equiv
nuevamente, s
nder. Ella es nuestra, pero tendr
or primera vez en años, sentía que había esperanza. Ahora sabía quién era su mate. Lo q