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La pequeña esposa (Segunda Parte)

Capítulo 4 (4)

Palabras:2045    |    Actualizado en: 18/09/2024

nes a la pequeña niña, que no respira mientras los latidos ya no pueden ser detectados. Su pecho está comple

que fueron cargadas por dos enfermeras, antes de que él entrara por esa puerta. Las placas se juntan y estas son puestas directamente en el pecho de la pequeña. El

vuelve a poner esas dos placas en el pecho de la pequeña,

ras luce pálida y sin fuerzas, pero ale

o el doctor con felicid

Demian, pero es nulo, cada intento es fallido. Los chillidos de la madre de Demian son imparables, mientras las hermanas de Demian llegan al hospital completame

amente tenue, apenas se puede escuchar el sonido que lo

itación que permaneció cerrada por una media hora. El doctor habla con l

u vida. Ella luce bastante angelical, su pecho se contrae con la bata blanca que usa, mientras ella se encuentra hinchada, pero

n creer, la ha dejado vivir, ya que ella aún no ha cumplido la misión que tiene que hacer en la tierra. Pero por desgracia, un cambio de la vida ha dejad

re de mí, y por alguna razón todo lo que Demian me hizo en ese sueño, fue lo que Calvin me hizo en la playa. ¿Por qué no siento odio po

esté. De nuevo empiezo a sentir como mi corazón bombea, y llena mis ven

z conocida pasa por mis oídos,

Por alguna razón, siento que sus dedos pasan sobre mi br

i alrededor estuviera mirándome como una exposición, pero yo escuc

ntras siento como toma una parte de mí y la estruja en sus manos, para luego poner sus dulces labios sobre mí.-No me dejes.-Repitió una vez más.-Olvídate de todo lo que dijimos una noche. Ni siquiera impor

erdad quiero estar al lado de él; comiendo al lado del lago y disfrutando de su compañía; esa imagen aparece en mi mente como un buen recuerdo que jamás pasó. Él tomando de m

razón sin ti.-Escucho como solloza más de una vez.- Date cuenta lo perdido que estoy sin ti Alice Jefferson.-Hace mucho que no escuchó mi apellido d

s latidos de tu corazón, pero si él supiera que mi corazón late demasiado, o muy poco por él.- Prometo que si abres esos pequeños ojos, te haré la mujer más feliz de este mundo. Lamento no haberte hecho feliz antes, pero tenía miedo.-Pero era feliz, lo era hasta que él dijo que

o por unos segundos, para luego proseguir.-Sé que en este momento tengo que dejarte de ir, y que tratas de descansar por todo lo que te hicieron.-No sabía el daño que me habían hecho, realmente no sentía nada .-Pero soy demasiado egoísta y no puedo dejarte ir de mi vida. Te necesito al lado mío. Tenemos que estar juntos, es nuestro destino, y luego envejecer juntos, compartir nuestras dichas y nuestros fracasos. Sus palabras eran completamente importunas, jamás pensé que Demian pudiera hablar con tanta fluide

que llegaban a nuestra puerta con un papel de recomendaciones, y de lo tanto que sabían de niños y cuidados. Todas ellas eran viejas y dulces conmigo, y por alguna razón siempre fui un chiquillo callado, sin muchas palabras que decir, aunque me aprendí el abecedario desde los cuatro.-Ahora guarda silencio, ¡Demonios, sigue hablando!-Una de esas mujeres llegó a mi vida como una p

ás había sentido aquel sexual de ninguna de las niñeras de antes. Ellas solo me alimentaban, jugaban conmigo y hacían los deberes conmigo, nada extraño bizarro.-Ahora se detiene, quizás para encontrar las palabras para decirlo.-Una vez ella me estaba duchando, y empezó a tocarme con

enseño. Así que solo me acostaba con las mujeres, y les hacía lo que me hizo Denis a mí, explorando sus cuerpos y mostrando el morbo que ella mostraba. Dañándolas e incluso lastimándolas hasta sangrar, pero ahora veo que ella se equivocó.-Ahora suelta mi mano, mientras yo grito por dentro.-Ella no sabía que es amar, porque yo...-¿Qué? No te quedes callado.-Es complicado.-Ahora balbucea temeroso.-Ella no sabía que era amar y yo tampoco lo sabía hast

s seguridad.-Te amo, te amo, te amo, te amo.-Repit

ias, Demián! Yo

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