Mi Pequeña Esposa.
be
as depresivos, unos tíos locos y un tío que casi abusa de ella. Cuando él quiso demandar, no sirvió de nada porque no había pruebas. Yo estoy a punto de volverme loco con algo que no tengo idea de cómo resolver. Tengo que casarme porque le debo un favor: cuando estuve a punto de morir en ese río, él me salvó. En aquel entonces sol
r en una solución y ahora mi
nte voy a quedar loco. La voz de Edward resuena en mi cabeza, como una alarma recordá
ocios mayoritarios de mi empresa. Los demás carraspean al verme
chismes por ahora. Solo me e
los fulminé con la mirada y
ver una serie o bien la ópera. Estoy harto. Subí a mi camioneta y arranqué. Mi
rtha, ¿sucedió a
yo no puedo hacer nada. Se encerró con ella en la habitación y ella le ti
enseg
derecho fue a la casa de Valeria y con qué intención? Ahora que no tiene a su p
uno que está coqueteando con una de las criadas. Vaya, para es
ntro a la casa. Mar
policía?─Cuestione miran
No tenía otra opción, por eso lo llamé a us
eme a la habita
stuviera aquí. Subo a la planta alta y, mientras camino por el pasillo, escucho los soll
ra por mi abuela. Además, esta casa es de mi padr
maldita
mbécil me mira sin entender. Valeria tiene el labio partido y los ojos lastimados. Me a
ter en problemas. – Lo suelto y
ara que vengas a metert
lminante y
ar de ella. Lo voy a refundir en la cárcel. Lo mejor que pued
ado, se levanta del su
habla. – Vaya, qué idiota. Ahora se dirige a mí. –Mi sobrina tiene problemas de droga
a hacerme pasar por adicta. Cuidado y yo misma te demando. Quizás
tipo se aburrirá de ti
lema, y que sea la última vez qu
ión de Valeria. La miré sin saber qué pensar. Me acerq
as, Al
. Por ahora mandaré a uno de mis guardias porqu
a lo otro, no es nec
mente, necesito pensar con la cabez
e en tu casa. No dudes en llamarme. Por cierto, debes buscar buenos empleados. Ese que est
, y gracias por lo de hoy.
la boda lo veremos m
y le pedí que viniera a la casa del difunto Edward Smith, le compartí mi ubicación. Miré de reojo al guardia que se estaba besan
mansión. Nuevamente mi móvil sonó y vi qu
trabajando todo el día en la
jo a la casa. Cuando es
abías salido. Bueno, te tengo una
si yo
otado. Entré a tomar una ducha, me senté en mi escritorio, leí un poco y con ganas de dormir me eché en mi cama. Miré mi
pared de mi habitación y son más de las tres de la mañana. Miro el remitente y
rracho y que es algo
l hospital. La casa de Edward está en l
do consternado. ¿Quién