Fuego Y Escarcha
tenía un precio, y aquellos dispuestos a pagar e
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lat
el silencio sepulcral del lugar. Podía sentirlo, aunque no lo viera. La oscuridad envolvía todo a mi alrededor, y eso me daba poder. No necesitaba la luz para ver el miedo de
ercándome a su rostro, lo suficiente como para que el calor de mi aliento acariciara su piel. Pese a la venda que cubría sus ojos, pod
suficiente amenaza como para hacerlo temblar-. No tienes que sufrir.
ondí, permitiendo que el silencio hiciera su trabajo. Sabía que el silencio, más que el dolor, era el verdadero torturador. En la os
stante de mi presencia. Cada vez que la punta de mi dedo rozaba su piel, Ethan se tensaba. Sonreí p
ilencio-. Lo sabes tan bien como yo. ¿Cuánto tiempo más c
un momento, el silencio fue total. Lu
abras empapadas en desesperación-. No soy..
udiando su cuerpo, cada ti
tirosos más habilidosos. Me incliné hacia él de nuevo, esta vez con la int
susurré al oído-. Y aquellos que no sir
a serpentear alrededor de la habitación, como si el aire se espesara con su poder, envolviéndonos en un abrazo mortal. Apreté su hombro con fuerza, mis dedos clavándose en su carne mien
letes tintineando mientras luchaba por liberarse
era completamente humana-. ¿Quién está
és de unos segundos que se sintieron eternos, sus labios comenzaron a moverse
, su voz apenas audible-. Él..
ente, encajando como una pieza de un rompecabezas que había estado armando en las sombras. Pero no dejé que
n, Ethan -dije con frialdad
nto desvaneciéndose en la oscuridad del sótano. Me tomé un momento para observarlo, para asegurarme de que no
ún corría por mis venas, pero no me permití disfrutarla. Sabía que Valerius era alguie
documentos esparcidos sobre mi escritorio. Había más trabajo por hacer, más
s fuertes sobreviven, y yo