Fuego Y Escarcha
da revelación es solo el com
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a quietud inquietante que reinaba cuando la luna estaba oculta. Mi vida, mi mundo, giraba en torno a las sombras, a los secretos que solo se revelaban cuando los ojos no podían ver. Y aún a
Pero ni siquiera la opulencia de mi entorno podía calmar la inquietud que me envolvía. Intenté cerrar los ojos, buscaba el escape del sueño, pero en lugar de descanso, mi mente se
o puedes huir
a algo en ese sueño que me perturbaba más de lo que estaba dispuesto a admitir. Mi madre siempre había creído en esas supersticiones, en los destinos entrelazados, en el poder de las estrellas para d
uilibrio fue breve, pero suficiente para irritarme. No podía permitirme vulnerabilidades, no en mi posición. Me
do a temer. Un lobo disfrazado de hombre. Me vestí con rapidez, la seda de la camisa negra acariciando mi piel mientras el traje a medida se ajustaba a mi cuerpo
trato que cerraba, cada alianza que consolidaba, me acercaba un paso más a mi objetivo final: el control absoluto. Pero i
recía una vista directa al hotel de lujo que había adquirido recientemente. Un monumento al exceso, una extensión de mi im
uando la vi po
do un movimiento inusual capturó mi atención. Una hilera de trocas negras se detuvieron
ue verdaderamente me dejó sin aliento fue el destello azul de su cabello cuando se quitó la peluca. Era como si un rayo de luna se hubiera materializado en pleno d
ara mí mismo, incapaz de
o, como un depredador que acechaba bajo una máscara de porcelana. Mi cuerpo reaccionó antes de que mi mente pudiera procesar lo que estaba sintiendo. Sin
a. -ordené a mis hombres mientras
narme información, y no tardé en encon
entrar? -pregunté, mi
sorprendida, pero f
Es la hija de los pr
s que aún no lograba ensamblar. Algo en su presencia me inquietaba, algo que no lograba des
tras lo hacía, no podía sacudirme la sensación de que había algo más profundo, algo m
tro no era
las casualida
a curiosidad ardiendo en mi interior, un impulso incontrolable que no podía ignorar. Todo en ella gritaba misterio, y yo, más que nadie, sabía lo peligroso
ro como una sombra. No la había notado antes, y mi instinto me dijo que podría tener respuestas. Me acerqué lentam
utoritaria, mientras la mujer giraba lentamente h
Me escrutó de arriba abajo, analizándome con la misma frialdad con la que yo la observaba. No a
r información con extraños -dijo c
pero no iba a soltar nada sin luchar. Di un paso más cerca, acortando
encia en mi tono clara-. Soy Ezekiel St
ocimiento en sus ojos. Mi nombre no era uno que se olvidara fácilment
frente a su pecho-, pero eso no cambia nada. Si tienes
o era frecuente que alguien me desafiara de esa manera, y menos aún que alguien se n
lobo, Athos, empezaba a agitarse en mi interior, su presencia una sombra inquieta en el borde d
gió de hombros c
isponible para responderte ahora. Ten
esde dentro, exigiendo que tomara el control, que acabara con el juego de una vez por todas. Mi r
dome un poco más hacia ella, dejando que mi presenci
o mostró miedo. En lugar de eso, sonrió, una sonrisa pequeñ
espondió, antes de girarse y desaparecer e
estaba al límite, y no podía permitirme perderlo aquí, no frente a extraños. Me dirigí al sofá más c
a voz de Athos resonó en mi cabeza, má
esafiarte. A nosotros. No
siempre había sido así. Un depredador puro, siempre hambriento de conflicto, de sangre. Era mi somb
úpida, Athos», -le respondí mentalmente, aunqu
obre fuerza. Hay m
i mente, su desc
sabes. ¿Dejarás que jueguen contigo así?» -sen
o más oscuro, más profundo que se movía en las sombras, y lo necesitaba descubrir. Pero no podía lanzarme a ciegas,
, -le aseguré a Athos, sintien
lo hagamos, lo
ir su descontento rondando como una tormenta latente en mi
trix. Ella era la clave. Y su guardaespaldas, tan hábil en desviar respues