Seducida por el ex marido de mi hermana
a cenar aquella noche, ella se había puesto nerviosa, y había comenzado a pensar en como vestirse, como
ido ocho años cuando su hermana se casó, hacía ya diez años. Por aquel entonces, Bianca había estado internada e
que todo fuera perfecto aquel día, y nadie le había prestado atención a la peq
ión su cintura de avisa, y su pecho generoso, y y también recordaba que los felices novios habían
pidiéndole que la invitara a pasar las vacaciones de verano, o incluso la Navidad; y las excusas de su hermana no tardaron en llegar. Le había dicho que estaban ocupados, que
reconocida como su hermana; luego, supo de las cartas que Vera había escrito a su padre, en las que relataba con todo detalle la desgraciada vida que llevaba junto a su esposo, y la clase de
erta llamaron su atención sobre el hecho de que el tiempo
uién
padre.- venía a ver
n bata, sin peinar, ni arreglar, y Bianca no pudo evitar p
nseguida, padre,
desde luego, me gustaría que estuvieras list
a hora es
e caderas, con una estatura más baja que la media, y con un cabello castaño rojizo que hacía juego con sus pecas. No, desde luego, no era ninguna belleza; cl
cir un elegante vestido como los que Vera siempre llevaba cuando se celebraban cenas en casa, pero ese no era su estilo, ni siquiera le sentaban bien con su corta estatura. Así que escogió una blusa blanca, con pequeños botones de perla, y una falda lápiz rosa, que se pegaba a su cuerp
muy hermoso, y aunque el cuero tenía arrugas por haber sido usado en múltiples ocasiones, a ella le encantaban, ya que le recordaban a su madre, a la que nunca llegó a conocer, ya que murió a los pocos días de nacer ella, y dejó a las dos niñas huérfanas, y a s
e pareció que era lo suficientemente convincente, se armó de valor, y decidió unirse a su padre en el comedor. No había tardado ni veinte minutos en arreglarse, asi que supuso que aú