Niñera rescatada por el magnate protector
maneras de tendernos una trampa a Victorio y a mí. ̶ La cena no compensa que casi me aplastara con la p
o si nada. ̶ Bueno, siempre puedes
les que no quería salir con Victorio . P
fraternidad. A Bélgica nunca le ha gustado eso . Ella tenía razón. Me gustaba el tipo suave y estoico. El tipo Dan
o sólo podía soñar. Por alguna razón, no parecía que nuestros padres la controlar
lizada. ̶ ¡Gina ! No digas semejan
l vez. Pero e
, dijo papá. ̶ G
ella a Bélgic
Gi
ve en M
town era uno de los mayores
Dante Anderson el resto de la noche. Cuando llegó la hora de irnos, le di a cada un
Lo
nto, pero Gina me siguió fuera, descalza y envu
az hasta que llames
o sé, Gina . Necesito con
ent
tengan razón. He trabajado con gente
sto es muy importante, Bélgica .̶ Gina buscó en el bolsill
como las 10
a un mensaje. Vamos. ¿
ón se agitó ante la idea de ver a Dante Anderson . Esta vez sól
r mi maldit
NT
s botas de nieve en la mano, pero la otra había desa
león luchara contra un t
Me levanté del suelo, abandonando mi búsqueda. ̶ Ana , ¿podrías de
bro que había sacado de la biblioteca del colegio. En uno de sus pies llevaba la bota d
etrás de su libro
gues tarde. Es el primer día de vuelta
he termina
mano. ̶ Puedes leerlo en el
nsiguiente, siempre estaba dispuesta a compartir conmigo lo que había leído en los libros. Sin embargo, l
las cosas que menos me gustaban. Desde el momento en que el reloj marcaba las nueve, me inundaba una a
ndí. Metió los brazos y me sonri
iente delanter
Muy
alo! S
o para mí. Venga, ponte es
a dejar a mi hija en el colegio. Ver a Ana caminar por el pasillo del colegio y saludar a sus amigos y profesores era
na . Ya l
do de Ana , cubierto de hiedra y con una matrícu
DAN
. Esbocé una sonrisa cuando Amelia Linz , la madre de uno de los
rubio decolorado y su maquillaje estaban siempre impecables para ser tan temprano.
a, Am
azo en el mío y me acercó. ̶ Ana , tú y
oso compañero de clase,
es. Desde que Ana nació, había sentido que me miraban cuando estaba con ella, sobre todo cuan
ría de las madres estaban casadas y los profesores tenían el deber de ser profesionales. Sin em
de tus N
ial. Enca
? ¿Se queda
aciones y luego hicimos
con más fuerza. ̶ ¡Oh! Por
vi encogerse de hombros y colgar el abrigo en su cubículo, empezando a char
tú? ¿Buenas
os niños, gracias a Dios. No sé qué habría hecho sin ellos. Probablemente me habrí
é su
a saludó desde la
elia y abracé a Ana . ̶ Qu
api! La estás apr
en todo menos en una cosa. Su sonrisa. Era exactamente como la de su madre. Me dolía que algunos
s podría ponerlo en l
le di un beso antes de
nidos. Mis hijos ya casi no m
alcance, pude escapar. ̶ Sí, llegan a ser así, ¿verdad? De todos m
estaba muy claro que estaba interesada en mí. Pero yo no tenía espacio para ninguna mujer en mi vida. Estaba completamente centrado en Ana
el edificio Media Deck en Midtown. El primer lunes despu
e despedí allí mismo, cogí un café de
los días me sintiera como si necesitara una siesta antes d