Drago.
ant
alid
gica, aún no sabía si era
al no sabía nada. La señora Dora, nos enseñó un poco del idioma de este país aunque ya
medio, yo por mi lado, trabajo en una biblioteca desde hace
mento. Hace un año intenté suicidarme porque no podía con el peso que estaba sobre mis hombros, las incontables pesadillas que me atormentaban todas las noches, la falta de sueño, de hambre, me estaba muriendo en vida, todos los días me miraba en el esp
cerré los ojos y sentí como mi cuerpo se sentía más liviano, al fin moriría pero Michelle me encontró frustrando mi muerte, estuve en el hospital por días y no mejoraba, dejé de hablar por un tiempo, ya que para mí las palabras no tenían sentido, Michelle me bu
olo conozco el parque. No quiero estar rodeada de tantas personas, por eso decidí trabajar en una biblioteca, aqu
pero es imposible, le tengo mucho asco a los hombres, no puedo verlos porque me causan miedo o pavor, ella me ha dicho millones de veces que todos no son iguales, puede que te
minado y eran más o menos las siete de la noch
ntha - me sonrió-, que
ós J
anda sonriendo y soltando brillos de colores por todos lados, a veces la envidio un poco porque me gustar
n las estructuras de las calles y casas, todo era tan hermoso y colonial, muy
está con sus amigos fumando cigarrillos en las calles y molestando a las chicas que pasan por ahí, cada vez que lo veo o paso por ahí, empieza a deci
amantha -sonrió- ¿Cuand
tiempo que no me interesa, no deseo hablar con el, no quiero ni siqu
vas? -uno de ellos
o -lo m
ner la compostu
ya estoy harto de que te hagas la santa, seguramente eres una
enté zafarme p
o que sentía cuando el me sostenía del b
hico- te deben entrar varias pollas
bió encima de mi para romper mi ropa. Mi boca seguía tapada por el otro chico y mis manos las sostenía el otro,
s un verdadero hombre -todos reían-, debiste acept
ue quería conmigo, no podía defenderme, ellos eran más que yo y mucho más grandes. Las r
ces? -se escuchó l
sa voz, los demás chicos me soltaron y de
divertíamos con esta prostit
mis ojos, era más que obvio que u
la, no podía verlo porque estaba muy o
jamás se lastima a una mujer, niño o anciano, esa una regla importante ¿Lo olvidaron? -ninguno decía na
fuese lo más normal del mundo, en el medio de la oscuridad se podía ver su
vens
perdón pero fue en vano, a todos los habían subido a una van color negra. Luego aquel hombre i
argaré de que ellos jam
emblando abrí la puerta y pude ver qué Michelle aun no había llegado, caminé rápidamente a mi habitación y me quité lo quedaba de mi rop
o que asco... -me tapé la cara
n jamás se me va a ir, esta ci