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Ker The Lydius, Una Historia Goreana

Capítulo 4 Ganar mi pase para Puerto Kar

Palabras:2255    |    Actualizado en: 24/05/2024

–Dijo una

kajiras por 3 Tasco de plata cada una, y que por la mercancías que llevaba consigo 80 monedas de cobre. Jo llamo a una de las kajiras que le atendía esta a su vez, llevaba pa ga al reci

Arquero The Lydius, y que le acompaño en s

y poniéndose en su bella posición le llevo la botella de Ka la na, el hombre al

tella que él le había perdido alzo su mano para golpearl

ica, una Flecha a toda velocidad cruzo la mitad de la estancia y llego clavándose en la meza entre Zaltar y la kajira; Todos incluso la kajira giraron a ver a la joven

a fortuna Libre! -Jo ahora Ker The Lydius se acerco y

erta desconfianza. Zaltar silbó. Era Ka-la-na de mucha calidad, sostu

uardo un ihns en silencio y aclaránd

ando al descubierto sus bellos y claros ojos color ámbar, que refulgían a la luz de las lámparas de aceite de Tharlarion. Jo haciendo un gesto a la joven y temblorosa kajira para que trajera una copa adicional, la joven sin mucho preámbulo corrió y trajo la co

er The Lydius?- dijo mientras toma

– le sonrió* -Oh no, no pretendo robarle! -Se adelanto al ver su mirada, Zaltar ladeo la ca

esperando que este le mencionara s

y bebió la copa de un trago, a lo que Ker imito el gesto, pero a diferencia de que su copa no estaba del todo llena. Para ello debió bajar su b

rendido de la caza el beneficio de lo que se da a los alrededores, se que la carne de tabuk es muy bien pa

nes? -Le pregunto Zaltar mientras le ofre

le miro lleno de nuevo su copa rebosante, mientra

de su hogar, ni los cientos de peligros que ello conlleva. ¿Supongo que has librado muchas b

evitar así revelar la frustració

s Zaltar no le miraba Ker hiso una seña a la kajira y est

pierna de tabuk y un pedazo del lomo hecho tiras, la salsa de verduras cubría el fondo del plato haciendo

añadir!- Zaltar rio, a

r sin ningún tipo de ceremonia. Ker estaba siendo provocado y Zaltar lo hacía con toda la intención. Recostándose de los cojines Ker intento calmarse y simular que aquel

la copa de Zaltar y evito así llenar la copa de Jo, al vaciar la bot

miraba con el ceño fruncido, la kajira corrió a la coci

vimiento hiso que la esclava se posara frente a él de pie e inclinada dejando caer en cascada su cabello para que el libre se limpiara la boca, Zaltar se divertía con las atenciones d

e necesita tiempo y dedicación, así como conocer los mejores puestos y plazas

ara escucharle, ya que el ruido había subido de tono debido a que los músicos habían comenzado a

amos duro en crear nuevas líneas de comercio con lo que otros pueblos realmente necesita

l rato paso, y las cosas que le conto a Jo le comenzaron a llenar de intriga y emoción, hablo de sus miles de aventuras, las fallas y

as de belladona, tantas que dormirían aun Tharlarion adulto. Ker sonreía satisfecho, le había pagado al tabernero mientras se ofreció amablemente a llevarle a sus aposentos, al parecer el Libre Zaltar se Hospedaría esa noche en la Taberna de las 3 campanas; con todas sus fuerzas ayudo al pesado y ahora torpe h

re al lecho, al hacerlo se tropezó y esta vez cayó sobre el musculoso pecho, de Zaltar, este casi consciente

sus labios besándola con rudeza a lo que la chica solo pudo gemir entre su boca, este acto le nublo aun mas los sentidos a Zaltar dejándose entre ver lo excitado que estaba, Jo intento resisti

o, mientras la empujaba lejos de él, Jo aprovecho esto para así zafarse. Y p

ientado a la joven, intentaba enfocar bien la vista y mantenerse despierto, pero se le veía en ver

inconsciente. Jo había cogido un madero del pilar de troncos que se usaban para avivar las pequeña hoguera dentro de la posada, dejo caer en pesado o

en cuerpo. Se acerco a él y le miro mas de cerca, sus labios estaban entre abiertos de el manaba el aroma fuerte a ka la na, Jo se mordía el labio inferior mientras don el dedo índice le rosaba los labios a Zaltar, por unos enhs le miro, luego sacudió su cabeza despejando sus pensamientos, aquel era el mismo hombre que fustigo a la pobre pelirroja, y por qué no, violado a las dos kajiras que llevo esa tarde a l kennel del esclavista para así después venderlas, lo miro y en su rostro había ahora odio reflejad

inua

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