Ker The Lydius, Una Historia Goreana
apo de Hollywood; sus cabellos alborotados, le caían sobre el rostro a cada azote que propinaba sin contemplaciones a la pobre muchacha, las palabras de este salían de una manera armoniosa, ella a pes
s de un color escarlata. El respiraba agitado y se pasaba una mano firme por sus cabellos apartándolos de su rostro ahora pincelado por l
mantener el ceño fruncido, las fosas nasales ahora ventilaba amplios a su pesada respiración. Su cuerpo era otra cosa, de su torso desnudo brillaban pequeñas perlas de sudor que luego de llenarse en gotas resbalaban por las curvas de sus bisep y abdominales descendiendo hasta perderse en su centro do
cabeza con las muñecas cruzadas, ella dijo algo en ese extraño idioma y mantenía su espalda recta y sus rodillas bien separadas, a lo que el hombre metió un pie entre ellas y pateándolas suavemente las separo aun mas, al parecer estaba satisfecho puesto que
pozo y mas allá el frondoso árbol, ella había sido precavida todos estos días y mantuvo escondido su saco con provisiones y algo
o fuerte y claro una palabra: "Kajira" y enseguida apareció la joven pelirroja, su piel aun tenía visiblemente las marcas de azote cruzando todo su cuerpo en particular su espalda. La chica salió corriendo de dentro de la casa arrastrando un cadena que prendía de un collar, ajustado en su delgado cuello; desde ese punto pudo ver en el muslo izquierdo de la joven una marca, algo que se escocía en su piel, aun estaba reciente su piel se veía chamuscada y a carne viva, Jo camino hasta un punto donde podía ver
lía ir con sus padres a jugar Tennis y a practicar tiro al blanco en donde obtuvo el primer premio durante tres años consecutivos, los coloco a un lado, se los llevaría; siguió rebuscando y encontró un par de botas, y unos guantes los cuales también llevo un nuevo bolso, el que lleno con una rueda entera de queso y pan, algo que le llamo la atención sobre la mesa era una extraña fruta roja, la cogió y la olio su olor era dulzón y agradable, y al morderla le recordó a una manzana, era más o menos su text
cual ya se había acostumbrado, en su camino encontró huellas del paso de alguna caravana en donde pudo percibir que
erro que al rojo vivo eran sacados y atizados; de repente lo que Jo miro le congelo la sangre, un hombre aspecto fuerte y rudo un tanto, envejecido llevaba un delantal de un extraño material de piel, con guantes gruesos del mismo modo, el hombre se acerco al fuego y cogió una de esas barras al rojo vivo y camino hasta donde estaba la chica atada y lo estampo en el muslo izquierdo haciéndola gritar de una manera que ensordeció a Jo, mientras risas y alaridos de otras mu
batía y gritaba a más no poder el hombre la golpeo dos veces en el rostro mientras se abalanzo sobre ella montándola y sujetando sus brazos a lo alto de su cabeza y allí comenzó a violarla, la chica era callada por los rudos y salvajes besos del hombre quien le besaba y estrujaba bajo su peso
llos lo corto lo más corto que pudo, lo enterró en la tierra bajo el árbol donde se refugiaba y se caló las botas y guantes así como también decidió envolver sus firmes y voluptuosos pechos en una firme tira de tel
nde debía trabajar con llevar agua de un pozo al cuenco de los boskos, Jo había aprendido nuevas palabras pero aun no hablaba se comportaba como una persona muda y solitaria, nadie a excepción de una que otra kajira desvergonzada se le acercaba y le
ba tabuk, un antílope amarillo de un solo cuerno, y lo vendía a cambio de una pocos tarkos o cobres. JO procuraba estar alejada de los Hombres o Libres como le decían en e
ira,
simular que era un joven adolescente de Gor, la joven se arro
i a
alrededor para comprobar que no llamaba la atención, la joven le miro y ahogo
ien de la tierra y el ver que el joven muchacho era su "paisano" le causo mucha gracias y accedió encantada ayudarle pero le dijo que el debía de pagar a su amo por sus favores. JO estaba
os Tabuk a la semana, cosa fácil para JO, lo que no supo sino hasta después es que el homb
había decidido que conservara el nombre, ya que era ideal para una kajira, la otra cosa que comprendería mas tarde
su placer era el ser complacientes con los hombres "Todos los hombres" le pregunto acerca de la inyección que si él no la había recibido, entonces era posible que pudiera volver, le hizo prometer a Jo qu
a cara interior de sus muslos habían sido violadas. El hombre bajito del mercado la arrebataba desesperado la carne de Tabuk al ver que esta no le prestaba la mas mínima atención y le daba las monedas, pero Jo siguió concentrada en los movimientos del Libre, por un inhs lo miro, al viejo, cogió el dinero y lo guardo. había escuchado de Marlenne que había una manera de volver a la tierra y era solo desde Lydius. Aquel hombre le llamo mucho la atención, nueva