El Dragón de la Mafia
muerte, eso sí que me llevará al infierno, aún puedo salvarme, no puedo pensar en la muerte como una salida fá
Volkov... no
l seguro antes de meterme en la cama e intenta
idez, sujetando las mantas, apretándolas contra mi pecho, observando a Alexander Volkov muy cómodo
brazos, pantaloncillos cortos de deporte que dejaba a relucir parte de su piel, huele a pe
internamente por dejar divagar mi mente por esos pecaminosos lares, est
llena eres de gracia,
ar de fingir que no
causó estragos en mi estómago ¿Po
o, intentando no mirar más de su cuerpo, pero que incorrecto.
lkov? Recuerdo muy bien haber
aber sonado más aguda de lo qu
ese baño - señalando una de las puertas- Conecta con mi habitación - instalando una sonrisa felina en esos labios suyos- Así que ya sabe qu
sincero con sus palabras, deberé asegurar la puerta del baño ah
ar y ponerlo en otro, pensando que actuaré cómo usted me indique, pero sigo siendo una persona que nec
s... deci
eguir ordenes y reglas, acatar castigos, callar y así
Qué parte d
creí será de su talla, usted es generosa de ciertas áreas, me costó elegir la talla indicada, espero haber t
cómo lo cruzaba y abría la puerta del otro extremo sólo para confirmar sus palabr
drá que tocarme, y tendré que estar medio desnuda, otro pecado - caminando hacia el baño
cha, limpiando todo rastro de la noche anterior, esos sacerdotes pecador
asier un poquitín más grande, bragas diminutas de encaje como las que llevaba puestas, incómodas e inútiles, no cubren mi trasero, también unos short bastante cortos y elastizados, parecía ropa
rotege su vida, el ligero d
erbio
jo no lo engaña, me quedó bien... demasiado entallado la verdad, jam
canastito en el baño, armándome de valor para dejar el espacio, regresar al cuarto, quitarle el seguro a la puerta y abrirla ligeramente, asomando l
nder Volkov, soy una monja,
alicioso
Alexander? Me pone nervioso si
u
na iglesia, necesito confesarme, estoy sucia, dejé que otros hombres m
s y borracheras, no en promiscuidad sexual y l