Reborn
tás haci
hacia el infante frente a ella fueron tan s
azó cuando él no respondió. Ambos se miraron; ella con i
! -gritó en un
llegaste aquà -inquirió la niña, cru
to, pero por favor, a
n la mirada, mientras observaba detenidamente
yudarlo a liberarse se
o con desespero, rompiendo el si
unciendo el ceño ante la falta de respuesta-. Si no vas a responderme, lo har
go a c
S
é qu
cer. Tomaré lo que quier
ras sus cabellos ondeaban hacia adelante. Una vez que la brisa cesó, se
eto, buscando algo para ofrecerle
apareció en el r
eno para que ame
debes prometerme que
dando secretos -dijo l
-replicó el niñ
en silencio hasta que la niña
y alguno de mis padres te encuentre -dijo, fingiendo pesar-. Aunque lo dudo, no suelen venir por
comenzó a caminar hacia la p
itó el niño, dete
por encima del hombro-. Es
se dio la vuelta y
à es
so-. Debes prometerme que guarda
prom
manos, aún indeciso, como
Y
do al cielo. Junto suspiro, pequeñas hojas comenzaron a emerger, cre
rió asombra
eso? ¿Fue alg
lo haré -dijo la niña emocion
preguntó el ni
frente a él con las manos en las caderas-. Na
Yo cumplà mi parte,
niña se sonrojaro
uiero que
lencio pasaron hast
lve
a. Sigilosa, agarró unas tijeras de la cocina y regresó hacia él con el objeto
ncantará. Mi nombre es Emylie, pero puedes llamarme Emy. No todos pue
a las ramas. Aunque el dolor se sentÃa en sus muñ
ma
berado. Sus ojos se encontraron en ese instan
s mi n
ad del lugar fue reemplazada por una tenue oscuridad. Emylie lo vio part
brÃo en el rostro. SabÃa que volverÃa. Eso estaba claro. Lo que no sabÃa era que