Enamorada del hijo del jefe

rmura Christie en voz

oder... Joder... Ch

de que pueda protestar, una vo

on una sonrisa diabólica en los l

ada. ̶ Fernando , le respondo. ̶ ¿Qué te trae por esta

mo, Ángeles , responde, sin

ncomodidad. ̶ Resulta que me gustan los sitios que no

̶ Bueno , se inclina hacia mí y su aliento m

, respond

emente , bromea, con un bri

en blanco. ̶

esa, al otro lado del salón. Mi atención les sigue hasta s

asar? , susur

cabeza. ̶ Bienv

bebe el resto. ̶ Necesito otra copa después de

dícula, Christie . No

o entre vosotros dos. Y no es sólo hostilidad . Me

ada furtiva a Fernando por el rabillo del ojo, y el estómago me da un pequeño

edes llamarlo odio, fastidio... lo que sea. Desd

uiera ante mí misma. ̶ No, Christie . Él... No es mi tip

Christie me dice qu

NAN

a necesita rel

jodidamente molesto, la forma en que camina, como si fuera demasiado buena para

aris . Se está riendo de algo que ha dicho su amiga. Sus ojos azul

ngeles , la estirada reina del

, no es tan ofensivo

ste salón tan concurrido. Me la imagino con una camisa suelta y ropa interior mona, descalza a los pies de mi cama, despreocupada y salva

o la

ño ha s

esta, hermano. No

ha desvanecido, sustituida po

stá m

sta, fría como el hielo, con un palo tan metido en el culo que es un milagro que pueda sen

mientos sobre Damaris , una risa es

cca echa la cabeza hacia atrá

vanece en el fondo mientras mi mira

amiga. La observo, intrigado a mi pesar, mientras camina hacia la salida. Sus tacones chasq

cómo imponerse en una sala. Es s

de Rebecca me saca

ella. ̶ Perdon

ruza de brazos. ̶ No

lpa mía.

irada sigue la mía a través de la habitación, at

. Es una mentira descarada, y lo sé. Pero lo último que necesito es que Rebecca

i brazo rodea la cintura de Rebecca y siento su cuerpo apretarse contra el mío. Su risa

cuesta recordar de quién habla. ¿Una nueva estrella del pop? ¿Una antigu

ca chirría a mi lado, con los ojos brillantes de emoción. ̶

para mirarla. ̶ Mu

aces, el circo mediático, la invasión de la privacidad. Formo parte de ese mundo, a regañadientes, y no se parece en nada

e está repleto de guitarras y baterías. Daría cualquier cosa por ser un productor musical discre

ene en pie y lo que me ha mantenido en pi

recuerdo que aún escuece, incl

n cuadro muy elaborado de nuestro futuro juntos, con una valla blanca y un par de niños. Que

o le

con esos ojos llenos de lágrimas, con el rímel e

nta de lo se

televisión. Acusaciones de agresión sexual. Mi cara en todas partes. Alicia llorando lágrimas

mí. Amigos convertidos en enemigos, fans convertidos en riv

único lugar que sabía que n

o, me ahogué en ritmos y compases. Mi dolor se derramaba

zga. No acusa.

ecuerdo, sacudo la cabeza, al

a interrumpe mis pensamientos. ̶ ¿N

ostro, mirándola. ̶ Sí... E

tienda de música que s

ía. Alg

mos del coche, vislumbro las luces reflejándose en la superficie del agua. La calma del

o. Cuando las puertas se cierran detrás de nosotros, me prep

ces de ambiente bañan la habitación con un suave y sensual re

o una generosa cantidad en

ina en el vaso y arruga la nariz. ̶

to un

dad no l

nco de mi colección. Lo sirvo en un vaso y se lo doy, mientra

exige, pero no hay diversión ni espontane