Lo que llaman un amor desastroso [Libro II]
an un amor
Por favor,
Sel
como me habló, y dijo que saldría temprano. Mi madre quedó de venir hablar conmigo. Le pediré
a un sermón si sabe que pienso esto». No le veo nada malo apreciar la belleza de una chica, y eso no me hace homosexual, como p
nó a un pene con semen —no aguanta la r
cama, y lo hace—. Alejandro salió muy temprano, al parecer uno de l
Alejo, pero no supe quién lo escribió —recuer
nta de
le traiga el desayuno.
intimidad: Alejandro casi me destroza la vagina ayer. Me dolía tanto que le dije que se detuviera, po
guntar por qué mi cara de dolor. Segundos después entra a mi habitación, y co
hablo con firmeza—. Y
en uno de
despejar las dudas que hasta hora sigo teniendo —se remueve incómoda—. ¿Po
así es
yo estoy enamorada de una chica llamada Betsy, me mostró fotos de ella
n sus ojos crist
s chicas, y estabas con ella por sus amenazas —me le quedo viendo—. Cuando la dejaste, conociste a Alejo o Alejandro, como le digas, empezaron andar y un día te pidió casarte con él, y lo hiciste. Días después ocurrió el accidente, ese accidente donde po
recuerdo nada d
a siempre —saca una foto de su bolsa y ahí estoy yo con una cortada en mi cara—. Esa cortada que ves en tu mejilla, te la hizo Bet
r, y no siento lástima por ella. Betsy al parecer no e
a desconfiar de mí —aprieta mis manos—. Yo
no hay algo que me indique que es una mentira lo que
enes que saber que ella ha estado metida en
no me interesa s
emos luego, iré a ha
—, gruño al saber que pude estar con alguien que me causó tanto
..
el espacio puedo observar a la chica de cabello negro, y piel morena. Ella está sonriendo por algo que le ha dicho la chica con que está. «Betsy». Su
enfrente de mí. Me detalla con una sonrisa, y sus ojos cristalizados por las lágrimas. Debería sentir miedo por todo el
iso? —le digo, su carri
N
r qu
uiera salirse, y porque estás muy sexy con ese cabello rubio —se pasa l
con simpleza—. Y deja d
ebemos
r contigo, y dame un per
o que ella me hizo, y si ya una vez me hizo daño, una vez más le dará igual. La veo soltar el carrito y caminar hac
bía sentido esta sensación de nervios ante alguien, y menos ante Alejandro. Siento mi pulso tan acelerado qu
mechón de mi cabello—. Puedes gritar
mis ojos con fuerza, y los abro cuando
itamos hablar, y no me iré
no eres nadie para obligarme a ir contigo, ni siquiera sé quién eres —me enderezo,
s orgasmos que nunca nadie pudo causar —aprieta mi brazo—. Quise habl
uéb
nte le dice a todos que soy la hermana y que tengo serios problemas mentales. Por m
s, mis