Bilionaire encantador
Adelante. Simplemente creo que deberías dejar de hacer esto. Luana no se lo merece, esa era la milésima vez que le decía eso. Y diría mil veces más, aunque sa
luciendo tan sexy así, eh? ¿Has venido a intentar reemplazarme? Fue rapido. Pero sólo me iré de aquí contigo. No tenemos que hacer nada que no quieras hacer, pero puedo intentarlo, ¿no? Inclinó la cabeza y comenzó a besar mi cuello, mientras yo intentaba empujar su pecho para que pudiera soltarme. - ¡No, Álvaro! ¡No! - dije, todavía tratando de liberarme, llegando incluso a darle un puñetazo en el brazo, pero pude oler el alcohol en su aliento, lo cual me dio asco. Pero a él no parecía importarle mis negativas y comencé a preguntarme: ¿cómo logré salir con este chico? ¿Cómo podría permitirle poner su repugnante boca sobre la mía y besarme? Y... - La niña dijo que no. Una voz masculina surgió de la nada, haciendo que Álvaro finalmente dejara de besarme. Sus brazos se aflojaron a mi alrededor y logré dar un paso atrás, a pesar de que mis piernas se sentían débiles. La sensación de haber sido tomado por la fuerza era... Dios, ¿no era simplemente repugnante? Fue casi doloroso. Sentí mi vulnerabilidad mucho más pronunciada, como si algo similar pudiera suceder en cualquier momento y desde cualquier lugar. -¿Y tú quién eres, idiota? - Escuché hablar a Álvaro, pero me asusté tanto que apenas levanté la cabeza para ver quién era el hombre que aparentemente me había defendido. - Alguien con un poco más de sentido común que tú. - ¿Está tomando? ¡Qué lástima para ti! Está buena, pero no abre las piernas. Vi al hombre desconocido dar un paso hacia mi idiota ex y pararse frente a él. Sólo podía verlo de espaldas, pero era un tipo grande, de hombros anchos, cubierto por una chaqueta de buen corte en tono grafito. Su cabello era oscuro, un poco más oscuro que el mío, y era liso. Aunque no pude ver su cara. - Creo que será mejor que te vayas de aquí. Al parecer la chica ya no quiere tener nada que ver contigo. No te humilles, es patético. - ¿Estás con ella? - Álvaro repitió la pregunta. Quería involucrarme en la conversación, pero los dos parecían más preparados para pelear en un ring de MMA. ¿Quién era ese hombre? - No, pero ella puede contar conmigo para defenderla si sigues insistiendo en atacarla. Álvaro iba a decir algo más, pero solo me miró, me dio la espalda y se alejó. El hombre cuyo nombre aún desconocía se quedó quieto, en la misma posición, como si observara los pasos de mi ex, dispuesto a continuar con sus amenazas. Quería darle las gracias, preguntarle su nombre, pero de alguna manera no podía moverme. Qué increíblemente sencillo había sido para Álvaro agarrarme en