Redencion del Bilionaire CEO
ré". Capítulo 5 Victoria: ¿Huir? - Pregunta Nathan y se ríe, su rostro se cierra repentinamente mientras yo, inquieta, empiezo a sentir que mi corazón se acelera. Dejarlo hablar con Jacob f
los ojos fijos en mí, analizándome. - ¿Por qué no vas a pasar un rato a casa de tus padres? No es la mejor opción, pero al menos estarás más seguro que solo. - Mis padres son casi mayores y quieren paz. No te molestaré con mis problemas. Respiro profundamente y luego exhalo lentamente, aturdida. - Jacob no me hará nada. - Quizás no lo haría, porque sintió que estabas cauteloso y creyó en él hasta el punto de alejarte. Te gustaba. Nathan vuelve a sentarse y su mano, al encontrar mi rodilla a través de mis pantalones, hace que mis ojos se abran como platos. - Pero ahora que sabes que no estás solo, ya no será así. - ¡Te dije que no deberías llamarlo! - Jadeo y me paso las manos por la cara. - Yo dije. Oh, mierda... - Esto se puede arreglar. Ven a mi casa y vive conmigo. - ¿Qué? - mi cabeza empieza a funcionar tan rápido que existe un gran riesgo de haber escuchado algo absurdamente mal. - Para vivir conmigo. Podemos fingir que estamos casados. - ¿Qué? - repito, inclinándome hacia adelante para intentar escuchar mejor. No puede ser lo que escuché. Pero Nathan también se mueve, su agradable aroma flota a través de mis sentidos cuando su rostro se acerca demasiado al mío. - Para vivir conmigo. Podemos fingir que estamos casados, explica con mucha naturalidad. - Podemos sumar de seis a media docena - su cabeza hace un gesto rápido, como si su repentino plan no fuera gran cosa. - Es ventajoso para ambos. Mi padre me hizo esta última petición antes de morir y debes mantenerte a salvo. Será práctico y limitado. Sólo hasta que mi padre ceda y tu ex te olvide o se convenza de que no te queda nada. Luego nos divorciamos, sonríe. - Broma. Coordinados. ¿Que crees? ¿Lo que pienso? Capítulo 6 Nathan - ¡Creo que es terrible, es una locura! - declara Victoria. - ¡Oh mi! ¿Cómo puedes ofrecerme algo así? Nos acabamos de conocer. - Básicamente ya sabes todo sobre mi vida. Tuve tiempo de contarte todo en... Bueno, en estos minutos -me giro hacia el mostrador y recojo la botella de whisky, tomando un generoso sorbo. - ¡No sé tu edad! - suelta a modo de acusación, haciéndome mirarla con las cejas levantadas. - ¿Por qué importa mi edad? - Porque eres muy joven, como mencionaste hace unos minutos. Yo sonrío. - Joven, pero no tanto. Tengo 25 años. En edad, no en centímetros. Victoria no ve el humor en mi broma, gira la cara con incredulidad y se pasa las manos por el cabello. - ¿Qué tienes que perder? Pregunto. - ¿Qué tengo