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CEO INTENSO

Capítulo 2 un grito me paraliza

Palabras:1305    |    Actualizado en: 26/02/2024

a y mi padre tiene razón. Nunca te conformes con el promedio. Dar lo mejor de mí es una obligación. Independientemente de qué tarea sea. Me deshago del anhelo que siento por él y vuelvo a la

modos, me envuelvo con la toalla y me tiro en la cama del hotel. Necesito dormir al menos un poco. En unos días estaré en mi cama. Este es el coraje que necesito para mantenerme fuerte y aguantar hasta entonces. — ¿No falta mucho, entonces? — dice Ángel. Es mi amigo de la infancia y también trabaja en la producción de la banda. Debo este trabajo a tu buen corazón, que no me dejó en paro ni veinticuatro horas. Soy una persona tranquila, pero mi último jefe me llamó idiota cuando se me cayeron unos papeles. Fue el colmo para mí. Por suerte, Ângelo me llamó al día siguiente y agilizó esta vacante. Fue una bendición, después de todo, tengo que pagar la universidad y el alquiler. — Sí. Pensé que podría terminarlo esta tarde, pero me quedé dormido. — Necesitas dormir, Ju. Te sientes duro contigo mismo. - Yo se. Yo se. — Agito mi mano con desdén y continúo enderezando los cables enredados del sistema de sonido. El servicio más idiota siempre me lo dejan a mí. — En cuanto entregue el trabajo tendré tiempo para recuperar el sueño. El próximo semestre me organizaré mejor para no dejar que se acumulen las materias. — Cuando aceptaste el trabajo no sabías que era tan difícil, ¿verdad? Te juro que intenté advertirte... — Eras un ángel, Ângelo. — Lo miro confirmando mi afirmación. — No tengo miedo al trabajo duro. Puedo manejarlo, puedes estar seguro. Sacude la cabeza, abre la boca para decir algo, pero nuestro jefe grita por el auricular tan fuerte que casi nos deja sordos. — ¿Juliana? ¿Dónde está esta chica? ¿Juliana? — Creo que depende de ti. — Mi amigo se encoge de hombros y cierro los ojos durante tres segundos antes de alcanzar mi radio. — No, señor Clovis. — ¿Dónde has estado, Juliana? — Estoy organizando los cables que me pediste que hiciera hace treinta minutos. - Olvídalo. Tenemos una emergencia. — Puedes decirlo — digo con calma. Para él todo es una emergencia. Incluso desenrollar cables o cambiar botellas de agua. — El espectáculo está por comenzar y falta un miembro. Encuéntralo. - ¿I? — ¿Hay otra Juliana que trabaja aquí? Quiero decir que allí no trabaja Juliana, ya que mi nombre es Júlia, pero decido guardar silencio. Estoy cansado de corregirlo desde que empecé. Hay mom

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