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CEO INTENSO

Capítulo 3 la cabeza para inclinarme

Palabras:1375    |    Actualizado en: 26/02/2024

solo, haré una choza hasta encontrar al ser humano antinatural e hijo de madre. - Vete. — Un grito me asusta y le hace lo mismo al niño. — Eres la rubia de la banda — digo, tratando de entender

ico grande. — ¿Le ponemos un pañal? Al parecer, tu madre no tiene ningún sentido en dejarte con un loco como ese. — Derribé todo el equipo y me arrodillé frente a él. — ¿Cuál es tu historia, eh, guapo? — Hago la pregunta retóricamente, ya que es obvio que no recibiré respuesta. Ahora queda por ver de qué chico guapo estoy hablando. CAPÍTULO 3 | YAGO — Ha llegado. — Nic señala, y todas las cabezas se vuelven en mi dirección. — ¿Todo esto es anhelo? — Bromeo para intentar evitar la reprimenda. — ¿Dónde estabas, Yago? — Úrsula me dispara, pero no necesito responder, ya que sus ojos se centran en la camiseta que llevo puesta. No es absurdamente pequeño, pero sí mucho más corto que los que uso habitualmente. Fue una suerte que la chica no estuviera usando algo diminuto. —Qué falta de responsabilidad. Esperaba esto de Ramón y Mel, ¿pero de ti? Estoy decepcionada. - ¡Ey! ¿Por qué tienes que ponerme en aprietos? — Mi amigo habla. — Mi padre siempre decía, tened cuidado con los que comen tranquilamente. Nic y Yago son los más peligrosos —dice burlándose. - Estoy de acuerdo. Es absurdo que te juzguen así. — Úrsula pone los ojos en blanco ante el tono irónico de Melissa. —Quienes no los conozcan quizás lo crean. Ese no es mi caso. Al escenario ahora. Más tarde tendremos una conversación muy seria. Todos — añade cuando abro la boca. La bruja sabía que lo negaría. Aplaude, dispersándonos. Un chico de producción me tira del brazo antes de que pueda seguir a los demás. — ¿Dónde está Julia? — Miro su mano, luego miro su rostro con las cejas juntas. ¿Quién se cree que es para detenerme? — ¿Eres su novio, por casualidad? — No… trabajamos juntos. Estaba ayudando a buscarte y... —Me está haciendo un pequeño servicio. Estarás fuera toda la noche. - ¡Yago! — Grita la empresaria, y eso basta para que dé un paso atrás. Parece que no es sólo la banda la que le tiene miedo a esta mujer. - Ella está bien. No te preocupes —digo suavemente antes de alejarme. No tenía motivos para justificarme ante él, pero a veces puedo ser un buen tipo. Me coloco detrás de la batería, antes de que se enciendan las luces. - ¡Buenas noches gente! — Mel grita por el micrófono y la gente responde alto y claro. La sala de conciertos está repleta y, al ser un espacio cerrado, el

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