Venganza inmerecida
cía tan tierna e inofensiva, pero no lo era, Hillary Scott, no solo era bella, era una mujer sin sentimientos, sin piedad, una mujer interesada y sin escrúpulos, aun así,
los meses que me llevó conquistarla, no toleraba
había amado a ella, había pasado un año y siete meses desde el fallecimiento de mi padre, y aunque también me ha
tratando de darme un beso, el cual esquivé-. E
legado a enamorarme de ella, mi sed de venganza era más fuerte, había logrado apartarla de su familia, quienes se habían opuesto a nuestro matrimonio,
a casa? -preguntó una vez
que cocinas -le respondí con severidad-.
minaba con la intención de salir de casa para ir a cumpli
detrás de mí, preguntand
ando éramos novios, no me tratabas así, Andrew, he hecho todo lo que ha estado a mi alc
la fue durante la boda, no quise consumar el matrimonio con la mujer que había llevado a mi padre
el brazo y p
a la certeza de que ese día todo acabaría, al tener las pruebas y poder de
ella me abrazó
ión estresante, he perdido todo, aun así solo te importan estas tonterías
mada, diciendo que le sería imposible cumplir con la cita, que al día siguiente podríam
nica intención de vengar la muerte de mi padre, a causa del romance que había sostenido con esa mujer de la que no pude evitar enamor
ía ser así con ella, era la manera correcta de hacerla pagar, me dolía amarla, me d
ando que, si iría a almorzar, le dije que
a merecer que me trates así, conozco tu situación, pero no es justo, actú
mada, me molestaba que pensara que, al igual que a mi
ba pensar, ella no sabía nada sobre mí, no tenía idea que era el hijo de aquel hombre
ocios, a donde me había mudado, desde la "Romana, Repúbli
e que ella era culpable, solo necesitaba una prueba más
, al llegar y no verla en la sala supuse que no estaba, pero cuan
a esperando -saludó
eño y proced
s, entré a la ducha, estando ahí ella se metió, al verla le pedí que salier
tar contigo, llevamos un año
s tonterías, deja de actuar como una niña inmadura y compórtate como la mujer que eres. Tengo muchos problemas y deudas,
a ducha, tal parecía que se había