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PEONÍA. rebeldía, nobleza, belleza, y amor.

Capítulo 8 ¿Lo extraña

Palabras:4449    |    Actualizado en: 28/01/2024

de su vida, ahora, al fin su deseo se había hecho realidad, pero lo extrañaba. Había pasado poco más de dos sem

sonrisa. Había caminado hasta la habitación donde ella se encon

mación sobre Alexandre, sobre su repentino viaje?... tenía que hacerlo, era imposible quedarse sentada junto a la

puerta; pero no obtuvo respuesta, decidió volver a tocar,

r,–Lady Fontaine, soy Alice, la

al fin conseguiría saber algo sobre Alexandre, pero ahora se encontraba bastante desanimada... Bueno, en realidad, ya se lo esperaba. Aunque quería pensar que su id

la puerta sin permiso. Pero, antes de poder hacerlo la puerta se abrió. Alice levantó la mirada y vio a la marquesa, confirmó lo que M

deró que en ese momento no era apropiado sonreír, así que, solo

r a sentirse como la marquesa. En cierta medida la entendía, ella también se había sentido mal desde que Alexandre se marchó; Sin embargo, lo de ella era por cómo lo había tratado. Lo de la marquesa, era... había algo más, si, Marie era su madre, normal que se sien

si era para buscar una palabra

, –dijo

ra de parte de Marie le dio al

ó Alice, quiso sonreír

que, usted...

o mucho la visita de Alice, después de todo no tendría sentido pensar que una jovencita quería pasar un rato hablando con una mujer madura com

o.– murmuró,– o

decir era, <

favor.– dijo Mari

, y entró a l

aravillosa,– comentó Alice,– sabe,

us padres, y la segund

, caminando hacia la ventana.– la prim

ación favorita.– dijo

ntarse. Alice aceptó la invitación y no tardó en tomar asiento, Una vez esta

ien, y usted parece ser una

vieja como yo, antes que

ine!, usted

ntro de un par de años cumpliré c

hasta entonces no puede llamarse vieja.

no, fue una más bien débil, pero había sonreído, Alice ha

Me hubiera gustado mucho tener una hija como tú.–

piro.– Si yo fuera su hija, ¿sabe lo que pensaría su hijo?,– Marie ne

o, alteza?.– preg

os de un modo que hubiera horrorizado a su padre, porque era de m

ede confiar en

ía confiar en usted. ¿Sabe?, por extraño que pare

nse

al menos no como hubiera querido, siendo sincera, ni siq

me diga que, Alexandre se a comportado de for

ada. Por primera vez en su vida se avergonzaba de su comportamiento. Marie abrió la boca sorprendida.–Nada grave, por supuesto,– dijo, restando a su confesión,–digamos q

tez

usta puede llama

asintió,– Bueno, por su

marla por su nombre?.–

que si,

u rostro una amplia sonrisa.– nada de

asiado desbordante para su hijo. Lo conocía muy bien, y no cabía dud

ía bajo ningún motivo que llevara el apellido Fontaine, segura

y a Alexandre rojo de furia, seguramente intentand

que se pa

oco que conozco a su hijo e

eron galletas.– señalo la mesa de centro.–

nte,– y, si, Me encantaría acompaña

a de mi hijo, en el fondo es un hombre di

reo que su hijo conozc

aunque ahora parezc

on el té servido, ambas tomando una galle

e estas galletas, a la mía no le quedan t

o Alice, mirando la galle

ce que no te

si me gustan.– di

logro.– debo decirle algo, y pido me disculpe si soy muy entrometida con lo que voy a decir, pero como le dije anteriormente soy bastante traviesa y debo confesar que también muy curiosa, sobretodo curiosa, algo que le molesta muchísim

son iguales a las de Fontainebleau, u

llas.– dijo Alice, con el mismo tono b

e aquí hablan sobre algo que es

o, no quise que

go del té,– Es verdad que me encuentro un poco triste, mucho a

me alegra escu

a,– lo sentí desde la primera vez que te vi. Tengo el don de

so, yo quisiera tene

enes. Todos tenemos un don.

reguntó Alice, co

edo de

de?.– preguntó m

es descubri

sperar a descubrirlo por mi propia

menos lo esperes.– di

ta de que muy pocas veces se sentía tan a gusto como lo estaba en ese momento, ni siquiera con su prop

rmosa sonrisa

ndo nadie me dice un cumplido?, bueno, nadie a

even porque es una mujer casada, y las dama

enerse, y se puso a

bía pensado de esa forma, pero ya qu

ostener por un largo tiempo la galleta en su mano, Al fi

de otros temas. Después de saltar de un te

– chillo Alic

as de mi madre. Son u

ctas, y su aroma es... nad

lía levantarse muy temprano a cortar algunas Peonías para dec

¿lo había notado?.– Habló

aroma de las peonías, pero

ser el perfume. Hace dos años, mi padre le pidió al perfumista que creara el aroma especialmente para

e enca

e Peonías en F

y no volvieron a florecer, son unas flores de muc

xtraña

así

muy difícil para usted,

ndo Alexandre llego

n tesoro, o es lo

ndo Alexandre se marchó a Londres por sus est

xtrañarl

ez que me separaba de

ento, y decidió hacer la pregunta que t

ro no podía esperar más. Necesitaba saber si tendría que esperar el mismo tiempo que tardaron sus est

– eso depende...– Ma

ué?,– preguntó

ometes no decírselo

levantando su mano derecha

de esos delitos son miembros revolucionarios.– suspiró,– así que, le pidió a Alexandre infiltrarse en ese lugar. Hacerse

lobo.– Sintió una fuerte punzada en el pecho, sintió un nudo en la garganta, sintió dificultad para respirar.– Su... su.. porte, su.. simplemente todo él, es muy evidente de que no es un obrero, hasta un ciego puede ver

de no ser así, ¿por qué se

más, mi querido Louis... también insisti

na solución.–es su hijo,– murmuró, caminando en círculos, sintió un temblor por todo el cuerpo.–¿Cómo pudo estar de acuerdo con una idea tan descabellada?.– la presión

en?.– preguntó muy preocupada. Alice negó con la cabeza,– V

ijo Alice, c

lo mejor es que u

ndo,– Solo necesitó un momento y e

so, y se lo ofreció,– Toma

rró, se giró, pudo ver en el rostro de la marquesa mucha preocupación.– N

sión en su pecho permanecía. Aún le preocupaba Alexandre, intentó pensar en una forma para traerlo de regre

rosa a tus mejillas.– come

Alice, luego de beber las últimas g

Debo agradecer a Dios que esta vez no sufriste

solo ha pasado dos veces, e

en tu salud, será mejor q

uiero preocuparla, además no creo

curiosidad, después de notar que Alice no tenía la

tas.– dijo

– preguntó Marie

. ¿Sabía que el exceso de azúcar en el

da que haya e

n el consumo de esas dulces y muy deliciosas gall

ser la causas

o mismo. Debo eliminarlas

so que es

Gracias por este agradable rato, pero debo i

bes ir a cumpl

co mucho por compartir este pequeñ

tu compañía.– la tomó de la mano,

mucho hablar con usted.– hizo

dormida. Cerca de la tarde-noche despertó de un sobresalto al tener una pesadilla, no era común que las tuviera, pero en

n esperando a que Alexandre regresara, o en el peor de los casos esperar

o sería la excepción, la diferencia era que no lo haría para divertirse, lo haría por valentía, para ayudar a Alexandre, para demostrarse que era capaz de hacer cosas que las de

a, que por alguna extraña razón tenía el don de intuir cuando Alice

s de Maria se ocultaban detrás de ella.–¡Alice!.–gritó agitada.–¿a dónde vas?.–

a María, quién le costaba r

aquí?.– preg

regunta es para ti, ¿Qué haces

ó la vista al cielo.– Es una h

ue nada saldrá mal?– preg

todo lo que debes s

es ahora mismo qué locura vas hacer.– la

o dire, pero..., primero a

entes conmigo para eso, sea lo

ie, pero si querías saber lo que voy hacer solo tenías

ayudar.– Interrumpió María sin

r amiga apoyándome en el momento que más la necesito

mencionado q

es el adjetivo que

caballo, Alice comentó

tu padre de un disgusto?, ¡Dios santo!, este país quedaría sin su rey, y sin un heredero.– dijo María híper v

orir, mi padre no va a morir, pueda que se ponga muy, muy furioso, pero no v

una arma, tampoco puedes manejar una espada, ni siquiera has so

e ni siquiera su propio padre tuvo consideración para enviarlo a ese peligroso l

que lo entiendo. Pero tú tampoco pasarías

mo las demás señoritas, además en la galería nadie ha notado que soy

oy a volver a prestar.– protesto María.– así qu

egoísta

habitación, si quieres puedes quedarte t

regrese junto a Lord Fontaine.– Si

esta locura, por f

rda que soy experta par

opción que informar al r

es mi amiga!, ¿es tan

ueron minutos.–Yo... yo no puedo, te

cio por cuatro días, si no re

as ?, probablemente en menos de medio día estes muerta, y p

más fácil, pero si no puedes guardar un secreto a tu mej

ocuras es exactamente por eso, por que eres

l cuarto día estaré de regreso. Y no te preocupes por mi padr

de tu padre, se trata de que n

, soy muy astuta.– d

enua, y inexpert

s a ver a una Alice muy ex

e loca. – pasó la mano por el puente de la nariz,–Solo dos días, si no regresas en dos días se lo dir

encontrar a Lord Fontaine

ya lo había hecho antes, para ir al club de arte; pero esta vez era diferente, esta vez no sería solo por

da lado del animal, no como lo hacían las señoritas de la alta sociedad, sentada de un solo lado, y con la velocidad más lenta que la de una tortuga. Cerró los ojos, imag

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