La Herdeira & El CEO
RE L
esos labios rosados, su cuerpo agachándose para est
después de decir eso, uno que tenÃa bo
añuelo, sintiéndome culpable de inmediato por
os en casa. - Habló con simplicidad, - p
sp
e? - pregunté antes
hombros, - ¿quieres desahogarte? Juro que soy
los h
que perder
tro, sin importarme mucho mis clases de etiqueta
lágrimas corriendo por mi rostro y mi vestido complet
sa incrédula brotando en sus labios, - la persona que
, - pero... tampoco le presté mucha atención,
i querida... si realmente quisiera mantener su relación contigo, te hub
ué garantiza que eso fue realmente? ¡En serio! SabÃa que tenÃa mis planes, m
ás cliché. - Se burló, - ¿era tu mejor am
amigas? - Enterré mi rostro en mis manos,
er
tiendo eso
e no tenÃa a nadie con quien contar, y que na
lo, como si realmente sintiera empatÃa por mi ser (por alguna
soy una LeBlanc, ¿verdad? Solo necesito a mÃ
a querer reforzar esa idea de alguna manera, -
rminé diciendo al mirarlo, sus ojos dora
reguntó, - ¿no deberÃas escu
almente dejé de llorar, limpiando mis lágrimas que probablem
. realmente e
ramente marcada y... esos ojos, ojos felinos com
eorge puede... y
rutar de e
privado? - pregunté al levantarme, extendiendo mi mano par
no supiera lo que le esperaba, mi mano guiándolo hasta mi hab
omo entramos a
artarÃa, el rubio me atrajo más cerca, sus manos
a respiración entrecortad
nd
e me encontraba, por saber que estaba frágil, ¿y el arrepe
o, no me a
ue me hayan engañado, no.
che para mi corazón roto. - Hablé mientras mis ojos estaban fijos en los
S GAL
ué s
ojos grises mirándome con puro deseo, como si me
uz de la lámpara de mesa que aún estaba encendida, podÃa ver ese rostro delicado, esa
er
e metÃ
er, supongo que eso es un 'no'... - ella apa
za por el rechazo, no... habÃa una
ed, mis labios sellándose a los suyos, mi lengua invadiendo su boca, su co
do y ella estaba desabrochando los botones de mi camisa, mis labios
su pecho, mi mano apretá
menzó a moverse hacia mà como si quisiera má
que
toda la compostura que habÃa ten