La Herdeira & El CEO
RE L
lazándose en esos mechones rubios, mi cuerpo arqueándose por qu
rda
e podía sentir mi ropa interior empapada. Y cuando sus dedos comenzaron a jugar conmigo, solo rozando
s, solo para que él acercara su rostro al mío,
eso? - Su voz estaba cerca de mi oído en ese momento, besos comenzando a
vor... -
sus dedos comenzando a moverse en mi clítoris d
o mientras los escalofríos de placer se extendían por todo mi cuerpo, y agradecía que la mú
tanto que pude sentir su erección dura dentro de sus pan
ya que él comenzó a moverse aún más rápido, mi
soltó con un tono tan astuto que no sabía si lo encontraba sex
profun
más baja, y cuando él lo notó, pareció querer
s y chupones, ¿y después? Metió su boca en m
os
que contener mis gemidos tanto que casi solté lágrimas, mis pie
s de esa
ucho, mu
entando mantener mi voz baja, mi mano bajo control para no a
apretada, y como el hermoso sádico que era ese hijo de puta... comenzó a meter
sible a eso, mis piernas casi cediendo, mi cuerpo casi cayendo al suelo. Lo que pareció hacer que él sintiera un poco de lástima por mi alma, llevand
e los pantalones y su pene sali
en
si iba
ajo
ojones, y aunque su cuerpo fuera más delicad
un beso en la frente, otro en la punta de la nariz, y cuando llegó a
ando sentí que él entraba, una sensación ardiente se apoderó de mi cuerpo, junto con u
vimientos aumentando en fuerza y velocidad con cada vaiv
mi vagina volviéndose más apretada y tan mojada que sentía algo escurrir. Su boca
solo podía sentir ese placer que parecía extenderse cada vez más, mi vagina comenzando a p
un tiempo, y mis piernas lo trajeron aún más cerca, mis uñas hundi
cho má
terminara, que esa sensación continuara,
ntas veces había tenido un orgasmo, y s
o aún tardaría mucho en terminar, porque e