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De Amores y Desamores

Capítulo 2 2

Palabras:3413    |    Actualizado en: 09/01/2024

siete de la mañana con desayuno y terminábamos con cena y a veces con tragos en un bar después. Esa semana y como cada vez que

bar que había en la azotea del mismo restaurant y estuvimos hasta las tres de la madrugada. Por supuesto como yo pagaba las cuentas con la tarjeta

zagados al taxi y los despachó. No estábamos borrachos, pero sí co

y del éxito de la reunión y comenzamo

ta cuando unos sujetos, aprovechando el semáforo que esta

conmigo, que en ese momento fue en lo

su madre. Era un Omega antiguo, pero precioso que él había mandado a arreglar para regalármelo, me lo regaló cuando nació mi primer hijo. Le tenía mucho apego a ese reloj pues tenía un valor sentimenta

ue estaba en muy buena forma, ellos lo golpearon más. Nos dejaron botados en el suelo y se fueron.

donde nadie había visto nada y no teníamos pruebas, era muy difícil encontrar a los culpables y hacer la denuncia llevaba horas. El taxista hizo unas llamadas telefónicas y al cabo de media hora aproximadamente ll

ceja le sangraba. Le saqué la camisa y pude apreciar que tenía un cuerpo maravilloso, se notaba que hacía actividad física, pues no pude ver grasa por ningún lugar, sus hombros eran anchos y su espalda trabajada. Vi que tenía muc

a ninguna herida grande o fractura evidente, co

olo sentía su respiración y algún quejido cuando le dolía. Él est

vida en la oficina y me detuve. Lo miré y nuevamente vi esa mirada, la misma que había visto la vez an

taba paralizada y no hacía nada. Retiró su cabeza, me miró y comenzó a besarme los senos por encima de mi vestido, los besaba y con toda su cara los acariciaba lentamente. Yo me debatía entre salir arrancando de

de él completamente desnuda. El, que ya estaba sin camisa se pegó a mí y sentí su piel desnuda aplastando mis senos. Sus brazos fuertes me abrazaban, sus manos grandes me tocaban y abarcaban. El me intimidaba tanto que yo no atinaba a hacer nada, solo sentía. Me besó y su beso me transportó a otra dimensión, sabía a alcohol, a sa

e intenso, yo reaccioné y comencé a tocarlo. En algunos momentos se quejaba y

yo traté de ser lo más suave y

a cama y me sub

o, el abdomen. Luego seguí bajando hasta llegar a su intimidad. Le desabroché el pantalón y bajé su

té y me subí en su regazo, para que me penetrara y así lo hizo. Me llené de él, ocupaba todos mis espacios y poco a poco comencé a moverme y darle rienda suelta al placer. Mis movimientos primero eran suaves y lentos, me agachaba para besarlo y para que él bes

os y me recos

en algún momento me traería problemas en el trabajo. Si me embarcaba en una relación con él, sería una relación clandestina y en algún momento tendría que terminar y no siempre es

a la mía. Me acosté inmediatamente y traté de dormir sin pensar. Fue inútil, pues como soy de darle vuelta a las cosas

sación de vacío. Me duché, me vestí y pedí

salida y de dejar todo pagado

etreo anterior, por lo que me venía muy bien no ir a la oficina y no tener qu

rias y todo lo que había en mi bolso que los ladrones se llevaron. También lo pasé descansando y pasando tiempo con

como que nada había pasado. En todo caso estábamos con otras personas así que era una reacción esperad

la hora de retirarme,

retones y contusiones. Me contó que al día siguiente había ido a poner una denuncia a la policía y que probablemente en algún momento nos llamarían a de

o en el sofá que tenía en su oficina. El sentó al lado mío. Estaba con una

o como él propuso conversar, entonces esperé a que él hablara primero. Por lo demás yo no había pens

ro que el hilo siempre se corta por lo más delgado y era obvio que si alguno de los dos tuviera que dejar el trabajo, esa s

solo se dio. Él era

no sabía por dónde empezar, que estaba muy nervioso, que nunca le había pasado algo así. Le dije qu

da que habíamos tenido, el alcohol que habíamos tomado, etc. Lo más probable que en otra circunstancia eso no hubiese sucedido. Dije, por supuesto esto no va a volver a suceder, somo

nstante. Me abrazó por atrás mientras me decía que lo nuestro no podía ser, pe

la pared. Esta vez fue sexo duro y sin contemplaciones. Luego nos derrumbamos al suelo y quedamos sentados, yo toda despeinada y a medio vestir. Tenía la cara roja de tanto besarnos y del roce con su barba que estaba recién creciendo. Me incorporé y me fu

ra tranquila. Dijo que era primera vez que le pasaba algo así y no tenía idea de cómo manejarlo. Dijo que él sabía que no estaba bien, pero que se sent

a y mal rato sufrido en el asalto y a la vez premiar e

a pérdida del reloj que significaba tanto para mí y más que nada el detalle de que supiera que marca era mi reloj y haya comprado la misma. Significaba que se fijaba en mí y en mis cosas,

conoció en el aeropuerto, y le llamó la atención el contraste entre mi personalidad y mi cuerpo, mido 1.60 metros. y sí, soy baja; bueno cualquiera es más bajo que él, tengo caderas anchas y piernas contorneadas, pero soy muy delgada, no tengo senos grandes, pero tampoco pequeños, no me encuentro linda ni atractiva,

fierno, porque no era así. Él era feliz con su familia, sus hijos lo eran to

io, con altos y bajos como todos los matrimonios. Se habían

a había quedado embarazada por lo que las familias los habían casado sien

de ingeniero civil. Una vez titulado, él comenzó a trabajar como aprendiz en una empresa naviera y había hecho una carrera meteóri

de finanzas de Latinoamérica. Luego vinieron dos hijas más y cambio de empresa por una oportunidad laboral de ensueño y junto a sus cuatro hijos, nuevamente se había

n su desarrollo profesional y era su principal soporte. Sus días eran super agotadores entre todas las actividades de los niños, colegio y la casa. Todos los días lo atendía cuando él llegaba

ran a los niños para que ellos pudieran salir solos o escaparse de la rutina. Solo lo hacían cuando sus padres o su

más que su esposa y había vivido feliz e

eso lo traía de cabeza durante este tiempo sobre todo desde la noche del asalto, pues se debatía entre d

én sabía que estaba sintiendo cosas y no sabía cómo manejar esos sentimientos, pero sobr

la amante. Que también había estado casada una vez y sabía lo que era ser

errumpieron. Salí de la oficina y

nada finalmente y mi

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