BAJO EL VELO DE LA TRAICIÓN
de bodas. El desprecio entre Isabella y Francesco no era solo un juego de miradas heladas; estaba
el tenso silencio se rompió con l
molesta que ronda mi existencia; así que en cuanto contrates el mayordomo asegúrate de pedirle que me prepare una de las mejores habitaciones
oso ordene; sabes Francesco, aunque no hayas elegido este matrimonio, podríamo
es una cadena que arrastro, una maldición impuesta. No te atrevas a pensar que puedes cambiar algo, que no te ha quedado lo suficientem
ro si así tienen que ser las cosas, p
gocios familiares. -Necesito irme, Isabella. No sé cuánto tiempo estaré fuera. Tal vez deberías oc
¿Por qué había aceptado la voluntad de su padre y de Don Marco?», ya Francesco le había roto el corazón en mil pedazos cuando tan solo era una
ra a enamorar de ella, realmente era una chica tonta, qué mierda pasaba con ella, donde dejaba s
tan implacable como lo era en los negocios, si el amor había decidido golpearla fuerte hasta dejarla sin a
a ciudad, con sus callejones desolados y secretos insondables, se volvía más amenazante a medida que avanzaban las horas. F
mbre con la mirada cargada de hostilidad. -Francesco Rossi, siempre metiéndote
o Rinaldi! -Exclamo Francesco, ahora entiendo por qué tu cuerpo no fue hallado en el accidente d
pierdas la cabeza, y mientras tú lloriqueas por no estar con Elena mi gente y yo acabamos con la dinastía Rossi. Pero en fin a lo que vinimos, como ya debes saber, tu gente
e pronto dos hombres salieron tras las sombras y se unieron a Angelo quien con un ágil movimiento con su mano le indicaba a los otros dos dividirse para poder acabar con Fra
a apuntar en ese instante la mano de Francesco fue más rápida y sin más acciono su arma dando un certero
ón en el aire crearon una danza de violencia. Francesco, atrapado en este torbellino de peligro, se vio obligado a mostrar una destreza que iba más
tame si eres tan hombre, matar es muy fácil, pero para dirigir este negocio tienes que
impacto el brazo de Francesco, quien cayó al suelo, mientras se le
vida. Ya sé lo siguiente que haré, mataré a tu abuelo y luego a tu primo, me divertiré con Elena y por último le propondré matrimonio a Isabella, quien no dirá que no
lucha a muerte, pero en esta ocasión eran Francesco y Angelo quienes la protagonizaban. Golpes iba
o a Angelo en el abdomen, Francesco exhausto se puso de pie frente a
é ingenuo eres, ¿crees que con matarme se termina el problema?, esto va más allá de lo que piensas y tard
de todo esto, porque no se enfrentan a mí, no tienen e
caerá ese velo que llevas puesto, ese que te impide ver qui
ma y le dio dos tiros en la frente, poco después herido y en
que se encontraban en la mansión platicando con Isabella sobre la pérdida del cargamento, fueron sorprendidos por los gritos de Ludovica, una de las chicas
, Leonardo era un hombre fuerte que había visto y hecho muchas cosas, pero en esta ocasión ver a Francesco
. -Vicenzo, rápido, llama a los chicos de seguridad para que lo lleven a la habitación. Ludov
er Isabella? -Pr
ay alguna bala tengo que extraerla, no sé qué tan
que haces?, podemos
arlo a una sala de emergencia es atraer a la polic
no se quedara así, en cuanto Francesco mejore buscaremos al responsable
comenzó a curar sus heridas y golpes, luego le coloco un sedante para extraer la bala que tenía e
ias al sedante que le coloque, lo dejaré con el mientras pido que preparen dos habitaciones y por su p
Don Marcos, para ti soy el abuelo Marcos, sabe
saber que hay alguien en
e mí?, siempre te quise, te cuide y
ntos de tristeza, ahora les pido me disculpen, debo ordenar todo
aba llamando y girando instrucciones, debía averiguar quién estaba distribuyendo, si había surgido una nueva
o a que despertara. -Abuelo, Leonardo, las habitaciones están listas, hay ropa nueva, pueden pasar a refrescar
ligro. Ya no eres esa chiquilla que se sentó a mis pies a llorar desconsolada y a quien le seque las lágrimas tratando de remediar el daño causado por Francesco. Hay que ser muy va
cosas desagradables, las habitaciones están lis
ncesco, pensaba «Quizás las palabras del abuelo tengan razón y mi corazón aún late por Francesco; pero también es cierto que las heridas que causo y que sigue causando no se borran f
la, acaso estás allí
ía la reina de la N'drangheta o mejor aún me volvería a casar, pero esta vez con Salvatore, te
ladora, no sé cómo mi familia puede
s aquí el único ciego en
bella presenciando en silencio la discusión. -Me alegra que ya est
y mejor y tenemos
le pediré a Ludovica que te traiga la sopa y el
mida y el medicamento, después de t
a decir que te hago falta; además cenaré con tu abuelo y tu primo y después s
Don Marcos y Leonardo no hay duda de que la noche sería realmente l