BAJO EL VELO DE LA TRAICIÓN
on Marco, que aun los esperaba en la sala, reflejaba una profunda y enorme molestia. Isabella, caminó hacia el sofá donde se encontraba Don Marco, se a
se ve que en el fondo queda esa dulzura que te caracterizaba. —Respond
su abuelo mostraba esa debilidad ante alguien, pero al mismo tiempo en sus ojos se
como hizo para llegar hasta aquí, pero mientras n
de hacer temblar a quien se interponía en su camino, estaba de vuelta. Sin decir palabra alguna se levantó y subió las escaleras con dire
sofá de la habitación. —Vaya, vaya, mira lo que trajo la noche, no cabe duda que
hables a Elena de esa manera, el
ba, tan preocupada que tiene que ensuciar
del atentado solo quise correr y venir a ver a Francesco, sé que es tu esposo ahora, pero aun así lo que siento por él es muy gr
e reflejó un gesto dramático de dolor el cual acompaño colocando su mano en el corazón. —Oh, cuanto dolor me produce oír tus palabras querida Elena; por Di
Exclamo Francesco ante l
omo tu inteligencia no alcanza para comprender cuál es tu lugar; dime algo ¿cómo se supone que te enteraste del atentado y de algo tan delicado como la pérdida del cargamento?, si ev
verdad Isabella tenía mucha razón en lo que decía, ni siquiera
es nadie para tratar a Elena de esa manera, además fui yo quien le comento a Elen
s así le cueste la vida, debes usar o hacer algo maravilloso. En cuanto a ti Dimitri, te recuerdo que soy la esposa de Francesco, la que lidera, digamos que la mitad de la 'Ndranghet
stían normas y Dimitri había quebrantado dos de ellas. —Isabella tiene razón, ella es mi esposa y le deben respeto, por
ez no dudaré en usar esta hermosura y no seré yo quien pierda. Con alegar defensa propia todo quedará arreglado, como dicen por ah
, queda cl
o antes retirarse junto a Leonardo de la habitación de Isabella y Francesco. Ahora estaban comple
ar. —Dijo Francesco mientras
fecta a convertirse en un asco por culpa de tu visita, así que d
to te molesta, pues, divórciate y así no tendrás que soportarla, porque aunque no te guste o qui
agnífica puntería. En cuanto a pasar las noches sola y tú en brazos de esa que se revuelca con cualquiera, puedes hacerlo, no me afecta en lo absoluto. Yo también puedo ir a dar un lindo e interesante paseo a l
usar, pero como en la guerra y el amor todo se valía era hora de darle protagonismo a esas prendas. Aunque solo fuera para molestar a Francesco, se dio
es peor estoy casada y viviendo con él; que tengas una re
ente ha cambiado, ahora es tan capaz, fuerte y decidida, además de jodidamente hermosa y elegante y esa malicia que hasta ahora no conocía de ella la hace tan atractiva. Pero qué mierda estoy pensando, es una total sínica, acababa de decirme que fácilmente podía meterse e
e cuerpo, realmente ella sabía cómo hacer sufrir a un hombre. Tomo una de las cremas que estaban sobre la cómoda y comenzó a untarse las piernas suave y delic
Dios no es primera vez que duermo junto a ella; claro que otras veces no la había visto con ese tipo de pijama, calma Francesco, debes tener dominio de tu mente y tu cuerpo, esta maléfica muj
no sobra su cara y se movía de un lado a otro sin poder dormir. Había logrado quitarle el sueño a su esposo y esa era respuesta de que no