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BAJO EL VELO DE LA TRAICIÓN

Capítulo 5 GANAR O MORIR

Palabras:2332    |    Actualizado en: 07/01/2024

or, cuyos detalles tallados a mano mostraban la riqueza que poseía la familia. Los elegantes candelabros iluminaban el lugar, creando s

rojos carmesí de la exuberante mujer, mientras los detalles de la estrategia se tejían como u

tación. La tensión flotaba en el aire, Isabella mantenía su ele

todo estaba listo, con un gesto elegante, Isabella se levantó de la mesa. En ese momento, el grupo de hombres armados se congregó en la e

tenso. Los pasillos resonaban con el suave crujir de las botas de cuero,

ntre las nubes, pintando con sombras los rostros tensos. El aroma del peligro

mano para que el grupo de hombres se detuviera, orden que fue acatada de inmediato al ver el gesto. — ¿Cómo es que diriges al equi

onardo. —Fue la corta respuesta de Isab

tico, eso en nuestras familias es una

onardo y dijo. —Te prometo que de camino a casa te contaré ese cap

n vida y ya sea tarde para contar o en mi ca

o, no vine aquí para perder hom

s estaban en lo cierto y por favor no te alejes de mí;

ne, ¡pero tu primo! Él te haría un monumento si hoy permitieras que me dieran un

Isabella fue interrumpida. —Perdón, señora, per

ombres estamos

istra la presencia de

en salir de aquí sin rendirme cuentas primero, luego sabes qué hacer y Carter no q

será como usted diga y po

que te pido Carter, ahora que

atención de sus oponentes, quienes no tardaron en cubrirse y abrir fuego en contra de los intrusos, mie

estreza liderando el grupo con determinación. — Entreguen mi mercancía y les daré la oportunidad de salir de

, es claro que los hombres Moretti – Rossi dejaron los pantalones para usar faldas, ahora envían a una pobre perra con ínfulas d

o muestras la cara, sal y enfréntame como hombre, verás que cuando

, quizás Francesco se salvó del atentado, p

a lealtad y la traición entrelazadas. Las luces parpadeaban, cada dec

esafío llenaban el lugar. Finalmente, Isabella y Leonardo, en el epicentr

oy, para recordarles quién soy, ahora ¿dime quién es el que no tiene pantalones? Sujétenlo, Carter dame

ncesco que su mujer tiene más testículos que é

quién eres y para quién trabajas?, es obvio que no eres de aquí tu acento ruso, te deja al descubierto, no creo a los Rusos tan estúpidos como para venirse a meter en la cueva

astuta, pero sobre todo muy inteligente e intuitiva, que lastima que te uni

mo te llamas y quién te contrato?, ya que dices que no estoy con el hombre indicado, te propo

ue la propuesta de la otra mujer fue mejor. Me dio una semana de rico placer, debo decir que es buena en la cama, me pago bien y lue

é que hay una mujer involucrada. Pensé que serias más inteligente, Carter ata a uno de los hombres y tápale la boca, al resto mátalos, después que Leonardo termine con nuestro amigo Yakov, quítale la mo

a, Leonardo estaba impresionado, no dejaba de observar a Isabella, era increíble ver como se

r tanto a una persona, ya deja de verme y convierte tu

n esa belleza y elegancia que posees y menos después de todo lo que hicimos allá a

azón hecho trizas me convertí en un despojo humano, estaba en modo automát

gar a ese extremo reconozco que era tu novio, pero jamás tuvieron intimidad y

spero veinte minutos se levantó y comenzó a vestirse. —A medida que Isabella le relataba lo sucedido a Leonardo, sus ojos se llenaban de lágrimas que comenzaban a brotar amargamente. — Sabes en ese instante le pregunté qué había sucedido, que había hecho mal; porque se vestía y me dijo que me levantara, que todo había sido un juego que no me soportaba y que jamás se

sgraciado cobarde como se atrevió hacerte algo as

cuperar ese cargamento, muchos de nuestras familias estarían muertos tras una guerra intermin

la peor guerra entre nuestras familias, cambiando de tema como fue q

golpeo con su pelota de básquet, me pidió disculpa, comenzamos a charlar y todos los días almorzábamos juntos, poco después comenzamos

ue que te

ausado tu primo. Después se las arregló para llevarme a un campamento de entrenamiento, allí conocí a Carter y algunos de los chicos que nos acompañaron, hoy ellos me enseñ

, ¿cómo fue que convenciste a Carter y

chicos estaban cansados de ver morir compañeros y que solo se le entregara la

héroe que dij

emás muy en el fondo sentía alivio de que se fueran conmigo, así podí

ra arriesgar toda su vida y su carrera para pode

n tan leales, fieles y aman sin ningún

del vehículo reinaba un profundo silencio, cada uno sumergidos en pensamientos y recuerdos m

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