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Noche purpura

Capítulo 9 Edificio Roca

Palabras:3346    |    Actualizado en: 20/11/2023

erdad quiere eso? –

ió Len- ¿por q

haga usted –dijo el chofer- ¿por qué no envía a uno de los

ra haz la llamada y termin

señorita Lenay usará la azotea del edificio, asegúrate de reportarlo para que no la molesten ¿de a

- Abre el ba

ta. –contes

desprendiéndose de su oscuridad lentamente. Sacó la maleta negra del baúl y se

ñorita Lenay –s

udó Len- ¿ya va a

stó el oficial- En unos m

la azotea y que nadie me moleste ¿entiendes? –c

ta. –asinti

s bien –sonrió Len

ue resaltaban aun con la oscuridad que había, apenas lo

ensión de cielo y un aire frío que sacudió su cabello. Después de internarse en el lugar, bajó la maleta negra y se acuclillo para sacar lo que había

ugar en el cielo, entonces Len se preparó con la mira fija e

o… –pensó Len- tie

se detuvo para atar las cintas de su calzado; ella apuntó el arma justo en su dirección y pos

ió hasta desaparecer detrás de una casa- esto es una broma –dejó salir aire- ¡¿te crees mejor que yo, mesero?! –cuestionó con molestia y se puso de pie para caminar por la azotea- no te creas muy importante solo porque no pude disparar, simplemente decidí no hacerlo y esa persona se atravesó –se detuvo un momento

rla –saludaron los oficiales

en y caminó a paso furio

tionó el chofer, que estaba apoy

- vámonos –ordenó después de cerrar el

o y lo puso en marcha en

o a la universidad, señ

en –cont

ros atrás de la universidad y desde el interior

enay –llamó

bservó al cho

el cubo verde –dijo el chofer- el equipo de búsqued

ún no se han metido en mi camino, para estas alturas ya deberían haberlo hecho…-dejó salir aire- le

hacen? –cuest

ería muy interesante ver algo así, pero si no lo hacen, entonces enviaré a

osa más…-di

, definitivamente

an de blanco –a

sta inmediatament

ue están planeando algo y puede que

cubo –com

ofer a

ta- y si los ven cerca, entonces enviaremos a un equipo de monitoreo. Quiero que todos los hombres entrenen el doble, que

ta –asintió

en “Roca negra”

ien –contestó el chof

ntrar –dijo percatándose de como abrían las puerta

, Lenay –con

clase y dejó su bolso sobre su asiento, luego subió a la azotea. Casi una hora después, Luc

mo- bueno, tal vez vaya a la biblioteca o, a la cafet

y sus ojos observaban mucho más el asiento de Lenay que a su profesor; quizá había sido un poco fantasioso esperar que después de lo que había sucedido, ella lo estuviera esperando para hablar…pero eso ya no importaba, él había pensado en su actuar, y se había dado cuenta de cuanto le gustaba Lenay. No había una fecha exacta que

tipo de hombre que retrocedía por cuestiones como la amistad, ya no le interesaba que Lenay fuera su amiga, la con

donde estaban los jugos de frutos rojos que le gustaban, pero no logró verla. La hora de salir llegó y a pesar del intento de Lucas por verla, un pro

ty mientras lo lla

tamente- Nada nuevo –se limitó a d

decir, sí te vimos…pero no te sentaste a comer –l

entras caminaba cada vez más

y respiró profundo ant

dirigió su mirada

a fiesta dentro de dos días y…digo, tal vez podríamo

iestas –Lucas intentó retomar su c

evento, estamos invitados porque nos hemos sentado en la mesa de Len. Seguro será divertido y, no tienes que preocup

ra un evento así, tal vez podría encontra

é dices? –cue

hora, ya me tengo que ir –di

a y una vez que Lucas salió de su vista, c

icio

era real, estas porciones

oscuras definidas; nariz y labios delgados, estos últimos en un tono rosado suave. Es un galán que disfrut

n a poner doble entrenamiento –dijo A

sas. Un adulto joven sonriente y amable que disfruta aprender sobre las flores, las aves y básicamente, todo lo que pue

mana –dijo Nil sentándose en u

jos grises; labios rojizos y un corte en la frente. Su expresión es intimidante y seria, la mayor parte del tiempo, su musculatura

lear –dijo Aniel sentán

en las orejas y guantes negros. Él se quedó con su madre cuando sus padres se divorciaron y al morir ella, le dejó una gran cantidad de dinero y varias propiedades. Él que

do esta vez –dijo Biel sentándose fr

y labios rojos. Físicamente tiene la misma musculatura que su hermano, Aniel. Acostumbra a utilizar cadenas plateadas en su cuello y anillos gruesos

ás policías

o Biel de meditar un momento- ellos no

ntió- pien

e ser del nivel del o

fuerte. Incluso nos quitaron los fi

o este fin de sema

l taller? –cues

el

egalo –dijo Aniel con

ó Daniel con sorpresa- ya tienes ca

ombros- si tu puedes coleccionar números de teléfono

e –coment

sión mientras observaba

éndose de pie- ya es momento de terminar

terminarla. Los muchachos se levantaron y pasaron entregando sus ban

ande a otra misió

ema de tortura? –cuestion

dito. Queremos ver la nuev

una mala mi

eto? Me disculp

ra cada ocasión. Abrieron sus armarios y cambiaron su ropa por e

ó Alejandro al observar el vacío en su pequeñ

ió el comand

cuando estábamos en la p

- por lo que pa

ó- gracias por g

lia en color azul y blanco que tenía grandes colchonetas negras en el centro; en el centro del techo había un tipo de

respondientes, pero antes de empezar a estirar, se percataron de la presencia

stionó Alejandro en

ron? –cuest

r a los niños al trabajo

cio restringido

jo que nos quedáramos aquí –dijo la voce

a cicatriz? –cu

dijo Aniel con lo

ión- el hombre de la cicatriz les dijo que se queda

co hombres al mismo tie

s jovencitos –anunció Gael al mism

o nivel en el que ellos estaban. Las tres figuras se acercaron a las colchonetas negras; des

rante la introducción –observó su reloj- tengo unos treinta minutos, así que, denles una

estaron los cinc

cinco se unieron y para cubrirse unos a otros de los objetos que se movían velozmente en el lugar; el color cambió a amarillo, los objetos ahora eran más grandes y atacaban directamente a cada uno de los hombres en la colchoneta negra; el color volvió a cambiar a uno anaranjado

te, volvió a ser blanca como en el inicio. Una vez que la habitación había vuelto a su albo iluminado, los cinco se dirigieron a los mi

ia con una mesa blanca brillante en el centro y varias sillas- siéntense y esperen. En un momen

e fue observar el jardín que estaba al otro lado de una de las paredes, dicha pared era transparente, por lo que tenían u

ndro con una sonris

n la mesa, todos acomodando sus respectivos trajes. Daniel acomodaba el cuello de su camisa; Aniel y Biel arreglaban su joyería; Nil cruzó lo

man? –cuestio

ó el mayor tratando d

ó el menor apretando sus

tienen? –cu

nueve –con

stó Julen con

Julen con una sonrisita- todo estará bien, yo

lorosa debajo de la mesa y empuñándola la unió

ejandro poniéndose de pie- ¡B

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