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Noche purpura

Noche purpura

ACHE

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Capítulo

Es purpura. Rojo por el poder y Azul por la lealtad. La necesidad de encontrar los cubos es de lo que se trata todo esto ¿Te parece que todas esas personas murieron por nada? ¿Crees que ese desgraciado no tiene que pagar?. Por eso tiene que salir todo de acuerdo al plan, y si alguien se interpone, me encargaré personalmente. Todo iba casi en orden, hasta que apareció él, y todo, literalmente todo, se complicó.

Capítulo 1 Los invitados

Los hombres de traje liberaron a las 4 personas de los antifaces y ellos pudieron notar el gran edificio en el que estaban. Era un tipo de balcón desde el que se podía ver una gran ventana que dejaba entrar la luz del sol a un gran salón y justo al otro lado del salón, un tramo de gradas se lograba observar.

Las personas amarradas a las sillas comenzaron a moverse en un intento por liberarse y trataban de hablar y gritar, pero la mordaza de sus bocas no lo dejaba. Entonces en la gran habitación, una cálida voz resonó.

-Hola -saludó una voz femenina-

Las personas de las sillas prestaron atención unos segundos, trataban de encontrar al dueño de la voz que seguramente era quien los tenía amarrados.

-Gracias por venir, lamento el ajetreo del viaje, es que los necesitaba con urgencia.

Las cuatro personas por fin lograron divisar a una persona de cabello largo brillante que utilizaba un gran abrigo, mientras subía el tramo de gradas. Ellos, seguían tratando de liberarse.

-Les recomiendo que ya no hagan eso, se lastimarán las muñecas. Ya que les pedí a mis hombres que no les hicieran daño, no quisiera que ustedes se dañaran tampoco.

La persona de abrigo una vez terminado el tramo de gradas, caminó por el pasillo que iniciaba justo al final del tramo y terminaba en el balcón en el que ellos estaban.

Los pasos resonaron por la habitación; los chicos atados a las sillas trataban de distinguir el rostro de su sonriente anfitrión, pero era difícil saber quién era debajo de los lentes oscuros.

-Fueron ligeramente drogados así que yo también recomendaría, no moverse mucho, o de lo contrario podrían marearse y no quiero que vomiten. -dijo mientras tenía un gesto de asco que se podía ver por la mueca que hizo con sus labios-

Por fin los pasos resonaron cerca de ellos y cuando lo notaron, la figura del abrigo y cabello largo les sonreía con labios rojos justo al frente de ellos.

-Disculpen que no los deje hablar, pero con mis invitados anteriores he tenido muy malas experiencias. Ellos me hacían tantas preguntas que ni siquiera me dejaban hablar ¿pueden creerlo? -dijo el anfitrión con la mano en el pecho, "¿por qué estoy aquí?" "¿me vas a matar?" "Por favor no mates a mi familia" -dijo con tono burlón- no me dejaron hablar y no soy alguien de mucha tolerancia, en fin -dejo salir aire- por eso, primero hablaré yo y luego dejaré que ustedes hablen. A juzgar por sus expresiones, apuesto a que quieren saber quién soy ¿cierto? -dijo con gran emoción- bueno...-el anfitrión subió las manos a su rostro y levantó los lentes sobre su cabello dejándolos a modo de diadema- ¡Soy yo! -dijo sonriente-

Las personas en las sillas tomaron un momento para reconocer el rostro de su anfitriona y su siguiente expresión, reflejaba sorpresa absoluta.

- ¡Ay, por favor! Parece que estuvieran frente a un fantasma -la anfitriona se acercó a los chicos en las sillas y saludo con la mano y una sonrisa cálida- Hola Dennis...Mike...Mónica...Karen. Amigos me hicieron mucha falta.

Los cuatro chicos seguían congelados, simplemente observaban lo que ocurría.

-Desde lo que pasó en la Universidad -dijo la anfitriona con tristeza- no los volví a ver...pero, la reconstrucción está casi terminada y esperaba verlos al regresar...ahora están aquí -sonrió- la situación no es la mejor, pero estoy contenta de verlos. Ahora pongámonos serios, Apuesto a que quieren saber la razón por la que están aquí -dejó salir aire y su sonrisa se borró- ustedes cuatro, amigos, se metieron en algo que no debían y me provocaron problemas, problemas que tuve que arreglar con una cantidad de dinero que ni siquiera lograrían imaginar -sonrió ampliamente- por fortuna ya se arregló todo, pero, a cambio, me deben un favor.

Inmediatamente los cuatro chicos comenzaron a moverse tratando de hablar.

-Tranquilos, sh sh sh -dijo la anfitriona con un ademán dirigiéndose al balcón- no les cobrare en efectivo, porque los conozco y no tendrían el dinero para pagarme. No sería justo hacer eso...por otro lado, tengo un trabajo para ustedes. Quiero que me traigan el cubo rojo. Ahora ¿qué pasa si no lo traen?

Los hombres de traje entregaron su Colt Python plateada con mango rojo oscuro a la anfitriona, quien después de recibirla se sentó sobre el balcón. Ver el arma hizo que los chicos en las sillas se alarmaran.

-Cálmense, esto no es para ustedes -dijo con una sonrisa- es para él -señaló a la persona que estaba balcón abajo-

Los hombres de traje levantaron a los chicos y los acercaron al balcón y nuevamente las expresiones de sus rostros eran de sorpresa.

-Lo conocen ¿no es así? -Mientras los hombres de traje levantaban y llevaban a los chicos hacia el balcón, ella bajó rápidamente las gradas hacia donde se encontraba el sujeto- Oye, Will -llamó al hombre notablemente golpeado que estaba en la silla- mis amigos de allá arriba, te conocen -la anfitriona dio una vista breve a sus amigos- mira sus expresiones, ellos no sabían que te llamabas Will -jaló el cabello de Will haciendo que varias gotas de sangre se deslizaran a su cabello- les mentiste porque eres una basura ¿me equivoco?

Los chicos lograron ver el rostro casi desfigurado de la persona que ellos habían conocido como Frank. Al ver la ropa con grandes manchas de sangre y las gigantes gotas que caían al suelo, Mónica y Karen comenzaron a llorar, mientras que los chicos simplemente trataron de evitar la imagen. Esto era una pesadilla y ellos sólo pedían con todo su corazón, despertar.

-Esto es por ustedes chicos -sonrió la anfitriona en dirección a sus espectadores-

-Muchachos -gritó Will- perdónenme por esto, me hubiera gustado tener unos hijos como ustedes. -Fue lo único que logró decir, se podía notar el gran dolor mientras decía cada sílaba-

Los cuatro chicos derramaron lágrimas al ver la última sonrisa retorcida de su anciano amigo y se congelaron al escuchar el veloz disparo de un arma.

-Cerdo mentiroso -comentó la anfitriona en voz baja luego de disparar- les hice otro favor, los liberé de este tipo -dijo en voz alta-

La anfitriona regresó al balcón en el que sus invitados ya estaban en sus lugares originales.

-Creo que es momento de dejarlos hablar -sonrió- adelante -hizo un gesto con el arma para que los hombres de traje liberaran a los invitados de la mordaza-

-¡Eres una maldita loca! -espetó Mónica- ¿cómo pudiste matar a Frank?

-¿Por qué estás haciendo esto? Jamás pensé que...-Karen se detuvo al sentir lagrimas deslizarse por su rostro-

-Jamás pensé que...que tú...-Dennis trataba de entender la situación-

-Len...-fue lo único que Mike logró decir-

-No esperaba un insulto tan rápido -sonrió Len- Dennis, parece que estás muy decepcionado, lo cual es gracioso porque siempre me pediste que me arriesgara. ¿No ves lo riesgoso que es tener un arma en mano? -soltó una risa-

-Suéltanos y tal vez no le cuente a la policía -espetó Mónica-

-Tu siempre tan autoritaria - Len dio una mirada afilada a Mónica- me pregunto cuando aprenderás a callarte.

-¿Cómo pudiste hacernos esto? -preguntó Karen-

-En realidad, ustedes se lo hicieron.

-Pero...me refiero a...-Karen dejó salir aire con resignación-

-Ya entiendo lo que dices, siempre fuiste tan dulce e inocente, Karen. Te lo explicaré porque de verdad me agradas -sonrió Len- el cubo es un proyecto en el que he trabajado una gran parte de mi vida y justo cuando estoy afinando detalles, aparecen ustedes y se meten en el medio haciéndome perder cantidades absurdas de dinero. Tú piensas...que no debería hacerles nada porque son mis amigos ¿cierto? -se inclinó en dirección a Karen- tienen que entender, que en los negocios no importan las relaciones de ningún tipo.

-Tampoco se justifica que le quites la vida a las personas -gritó Dennis-

-Su amigo Frank, no llegaba a perro y además les mintió. Ustedes me odian por estar aquí, pero quien se dedicó a formar el camino fue el Frank por el que están llorando. En fin, me aburrí -Len ordenó que nuevamente pusieran la mordaza-

-¡Espera! -llamó Mike-

-Déjenlo hablar...-ordenó Len-

-Si encontramos el cubo que pides ¿nos dejarás libres?

-Claro, a ustedes y a sus familias...

Quienes ya tenían la mordaza comenzaron a moverse con violencia tratando de liberarse.

-Es que no sabían esa parte, lo siento, my bad -Len levantó los hombros- sus familias están bien, fueron invitadas a vacacionar a una mis casas. Muéstrenles -ordenó-

Los hombres de traje se acercaron a los chicos y acomodaron una pantalla frente a ellos en las que perfectamente se observaban a sus respectivas familias tomando el sol, nadando en la piscina y comiendo frutas exóticas.

-¿Lo ven? Todos están bien y para que todos regresen bien, sólo quiero el cubo, simple.

-Lo traeremos, pero jura que no les harás nada mientras buscamos el cubo -dijo Mike-

-Len levantó la mano a la altura del hombro- Lo juro. Mordaza -pidió-

Uno de los hombres de traje se encargó de Mike, quien fue el único que había quedado libre.

-A juzgar por sus miradas, quieren tener una de estas en la mano y ponerla en mi frente -comentó Len con una sonrisita- no me pueden culpar, sólo estoy persiguiendo mis sueños, y si yo no lo hago ¿quién lo hará? Nos veremos cuando tengan mi cubo -dijo con una sonrisa y regresó por el mismo pasillo en el que llegó-

Cuatro meses después

En los altavoces de la universidad se dio la bienvenida a los alumnos, quienes ya estaban sentados en sus respectivas clases.

“Es un gran honor retomar el trabajo que nuestra amada universidad, dejó debido a un lamentable incendio. Queremos darles la bienvenida a todos nuestros estudiantes a su casa de estudios profesionales y también queremos que todos juntos vivamos el luto de nuestros estudiantes fallecidos.

Mónica Smith. Dennis Marcus. Karen Mein y Mike Ross. Que estén descansado en el sueño eterno, serán parte de esta casa de estudios y de nuestros corazones, siempre. Hasta aquí el anuncio, tengan todos una gran vida académica” -el sonido de los altavoces apagarse fue el indicador del inicio de clases-

-Sean todos bienvenidos, espero estén listos para retomar sus estudios -saludó el profesor- voy a pasar lista...

Los alumnos levantaban la mano, uno a uno desde su escritorio al escuchar su nombre, pero en clase, todavía estaba un asiento desocupado que le pertenecía a la chica de tacones y pantalón negro que caminaba por el pasillo en dirección a su clase. Sus uñas lo suficientemente largas con un esmalte blanco que las hacía resaltar; su cabello negro ondulado que casi llegaba a su cadera; la piel ligeramente bronceada y sus ojos, esos ojos que la hacían destacar por ser diferentes, uno azul y el otro verde. Esos ojos eran el objeto de su distinción, pero también, el de su belleza.

-Lenay Campbell -llamó el profesor- ¿está aquí? Lenay Campbell -llamó nuevamente-

-Aquí profesor -dijo Len al entrar en la clase- me disculpo por la demora, surgió algo está mañana -dijo con pena-

-Oh, señorita Campbell, es bueno ver a un buen estudiante de nuevo ¿cómo está? -cuestionó el profesor-

-Bastante bien, gracias -sonrió Len-

-Me alegra escuchar eso, tome asiento -indicó el profesor y siguió llamando-

En el segundo en que Len se acomodó en su lugar, todas las personas del aula la observaron de forma discreta. Los muchachos se acomodaron de tal forma que podrían verla fácilmente cuando hablara, sonriera o necesitara algo y por su parte, algunas de las chicas se tensaron mientras que otras se lanzaban miradas entre sí, teniendo una conversación en silencio.

Las clases pasaron y llegó la hora de comer. Len caminó por el pasillo en dirección a la cafetería y detrás de ella, venía todos sus admiradores. Al entrar en la cafetería, fue por su comida y en completo silencio, caminó a una de las mesas en la que empezó a comer.

Varias personas la observaban desde las otras mesas, pero ella se limitaba a comer. Sabía que todos estaban esperando la invitación a sentarse con ella, pero era el primer día y la noche anterior había tenido mucho trabajo, así que simplemente, quería descansar. Las siguientes clases transcurrieron de forma normal, hasta la hora de salir. Len retomó su caminata por el pasillo, esta vez, en dirección a la salida donde un auto de color negro ya la estaba esperando.

En la universidad, había rumores sobre la familia de Len. Unos decían que eran famosos que siempre estaban viajando; otros decían que eran empresarios que habían mantenido a su hija en secreto; y otro decían que simplemente eran personas ricachonas que no estaban interesados en salir al público. Lo único cierto, era que Len tenía un estilo de vida lujoso, que nadie nunca había visto a sus padres y tampoco habían logrado conocer su casa. Len era un completo misterio para sus compañeros.

-Anfitriona

-¿Si? -contestó Len a su chofer-

-Encontramos a su invitado, la espera está noche en el edificio perla.

-¡Que emocionante! -dijo Len con una pequeña sonrisa-

Al llegar a casa, Len tomó una ducha y se cambió de ropa. Tomó un momento para leer y estudiar, finalmente, al caer la tarde hizo ejercicio y nuevamente se cambió de ropa para ir con su invitado.

-Estoy lista -anuncio Len con una sonrisa y subió al auto-

El camino ya era bien conocido por Len y era una de las cosas que disfrutaba cuando iba al edificio perla. Pasar por los puentes, ver las luces de la ciudad, sentir el viento frío y muchas veces, observar cómo personas de su edad salían de bares con una gran sonrisa que seguro entumecía sus rostros. Luego de ese recorrido, el edificio perla.

Len bajó del auto con su cabello peinado hacia atrás, un nuevo abrigo que se había agregado a su colección recientemente y los lentes oscuros. Inició su camino a la entrada del edificio perla, las puertas se abrieron con un traqueteo y dejaron ver a casi 500 hombres que hicieron una reverencia al ver a su jefa pasar; uno de los hombres de traje pasó delante de ella para abrir la puerta a un pasillo gris, que daba la entrada a una gran habitación iluminada por una gran ventana en lo alto de la pared del fondo de la habitación.

-Buenas noches -dijo Len con tono animado-

Los hombres de traje quitaron la bolsa de tela de la cabeza del sujeto, que estaba amarrado de las muñecas por una soga amarrada al techo.

-Fuiste tú, maldita perra -gritó el sujeto- ¡Suelta a mi familia!

-Len suspiró- tus palabras me recuerdan a mis queridos invitados de hace cuatro meses, pero ellos estaban demasiado sorprendidos como para creer que era yo -soltó una risa-

-Quítate esos lentes de una vez y muestra tus malditos ojos -grito nuevamente el sujeto- a cuantas personas han visto desangrarse esos ojos.

-Ahora de pronto tienes respeto a la vida...-Len se quitó los lentes oscuros y sonrió- un tiempo atrás, tú eras quien hacía que las personas se desangraran ¿lo olvidaste?

Len chasqueo los dedos y varios hombres de traje se pararon en fila con bates en la mano.

-Es muy interesante el cambio de actitud cuando la persona que se desangra, eres tú o alguien cercano -hablaba Len mientras escudriñaba los bates- hubieras podido evitar toda esta situación, pero tenías que enfrentarme -soltó una carcajada al mismo tiempo que se decidía por el bate negro- quisiera saber...¿en qué pensabas? -caminó alrededor del sujeto mientras jugaba con el bate- ¿qué fue lo que pasó por tu mente? ¿De dónde salió esa valentía? ¿Mmm? -se acercó a él-

El sujeto lleno de ira y frustración utilizó las ultimas fuerzas en su cuerpo y dio un cabezazo, que hizo que Len retrocediera con una pequeña gota de sangre deslizándose por su sien.

-Resististe bastante bien a la tortura ¿eh? -comentó Len sin inmutarse- si te hubiera dejado las piernas ilesas, seguro me tendrías en el suelo para este momento ¿ah que sí? -sonrió- en fin, si no vas a contestar mis preguntas, haremos otra cosa...

Len dio la señal para que los hombres de traje movieran al sujeto en dirección a la ventana.

-No me vas a decir cómo te atreviste a revelarte, entonces...vamos a vengar a todas las personas que mataste por revelarse ante ti -con la punta del bate, Len hizo que el sujeto levantara la barbilla- observa la gran luna que hay esta noche, allá donde está esa luna, seguro están todos a los que les quitaste la vida y están esperando justicia -puso una mano en su corazón- esto es por ustedes.

Len dio un paso para atrás y se puso en posición para batear, agarrando bien la base, la espalda recta, las piernas bien posicionadas y…bateó. Un grito de dolor inundó la habitación casi acompañado de eco y gotas de sangre cayeron al suelo.

-¿Recuerdas cuando me dijiste...que los gritos hacían el ambiente? -cuestionó Len con una sonrisa- tenías razón -asintió-

Repitió la posición varias veces más y los gritos sonaban mucho más desgarradores con cada golpe.

-Uff...-Len dejó salir aire al tiempo que secaba el sudor de su frente con una pequeña toalla-

Había pasado horas de bateos, el sujeto estaba bañado en su sangre y casi lo único que lo mantenía de pie, era la soga a la que unos golpes atrás, se le había colgado. Todo su cuerpo estaba dañado y estaba seguro que unas cuantas costillas estaban rotas, el natural acto de la respiración, dolía como el infierno.

-Casi es de madrugada -Len extendió su mano para tomar una botella de agua- lo soportaste bien, no esperaba menos de ti -bebió casi la mitad de la botella- ¿quieres agua? Te daré agua y una silla.

Len hizo un gesto para que los hombres de traje sentarán al sujeto y luego deslizaran agua entre sus labios lastimados; ella también fue por una silla y se sentó dándole la espalda mientras se terminaba la botella de agua.

-Me ayudaste a probar todos los bates que tenía, ahora sé cuál usar en que ocasión. Fue el último favor que me hiciste, gracias. -Len observó el cielo- Tú fuiste de los primeros en unirse a mi equipo y a quien le confié tantas cosas, por eso fue muy doloroso para mí cuando te revelaste.

-Tú...n...no vas a...con...conseguir tu...o...objetivo -dijo el sujeto, quien sintió gran dolor en cada letra-

-Lo que digas. Ya tengo el cubo rojo y ya entendí cómo funciona, ahora voy por el cubo verde -Len dejó salir aire- lo que tú nunca entendiste viejo, es que la paciencia es virtud de sabios.

-Me...arre...piento...de haber...tra...trabajado con...contigo. -dijo nuevamente el sujeto con gran dolor- Es…pe…ro que...algún día m...mi familia pu...pueda...perdonarme.

-Len observó su reloj- observa el cielo viejo amigo, justo al entrar el primer rayo de sol...morirás y te prometo que tendrás la oportunidad de disculparte con tu familia.

El sujeto bajó la mirada y sintió un ardor al dejar que lagrimas saladas se deslizaran por las heridas de su rostro, levantó la mirada al cielo y luego observó a Len. Unos segundos antes del primer rayo de sol, Len, quien dedicó su mirada al sujeto sentado unos centímetros atrás de ella y justo cuando el sujeto observó la brillante luz dorada iluminar los ojos de diferente color que lo observaban, su corazón se detuvo.

-Anfitriona -llamó el chofer de Len-

-Se terminó mi anfitrionismo de esta noche -anuncio Len mientras observaba el cielo-

-Claro. Señorita Len, debemos irnos o no llegará a su primera clase.

-Ya voy -Len se levantó de su lugar y acomodó los lentes oscuros en su rostro- que venga el equipo de limpieza, este edificio me gusta mucho y no quiero que apeste a sangre. No sería una buena presentación para mis próximos invitados.

-Sí, señorita Len -respondió uno de los hombres de traje-

-Nos vemos, tengan buen día -sonrió Len ampliamente y salió del lugar-

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