ENTREGADA A LOS PLACERES DEL MILLONARIO
ri
nrisa de satisfacción que se dibujó en mi rostro. La segunda fas
cción de mi hermano fue
ro seguía sin ser nada comparado
a y mi hermano, pero aceptaría de buen grado su ira combinada cualquier día, si eso s
aba preparando para
er lo que sentían el uno por el otro, pero no podía evitar unir a dos de mis personas favoritas.
esarrollado un vínculo más fuerte que la mayoría de las pe
ido la más fácil
informado, durante su informe sobre el entrenamiento de Clara, de que tuvo qu
ional la que la puso nerviosa. Es normal que aquella persona que decide adaptar el rol de sumi
ara ayudarla a superarlo. No podía contar el núme
eón actuó por puro instinto; ya se veía a sí mismo como su Dom, así que naturalmente sería su trabajo ocu
encerle de que estaba en buenas manos y de que Azul se ocupaba de ella. Se me rompió el
ro no tenía la más mínima idea de quien era ella. Ella era el amor d
cibía un castigo, no sería la única que debe
es, tener una madre muy perspicaz, era un fastidio, pero en este ca
nteníamos una estrecha relación y podíamos hablar con mis padres, así como entre nosotros
an por los pasillos a altas horas de la noche mientras sus hijos dormían, asegurándose de comprobarlo todo: ventanas
, esas tonterías al azar no funcionaban con ella. Tenía la habilidad de olfatearlas a la legua. Sin embargo, me impresionaron los consejos que me di
hasta a veces, hay una amplia brecha de edad entre ellas. Las amistades evolucionan y cambian a medida que las personas maduran y crecen. Puede que algunas no se conviertan en
rta qué camino tomes, inevitablemente acabarás exactamente donde se supone que debes estar-. Como idea de último momento añadió-: No te preocupes, déjalos
r», suspiró un poco inquieta. Me acurruqué un poco más contra su cuerpo y seguí pa
taba rompiendo el corazón. Aunque era necesario, esta era la parte que temía... por los dos. Sabía que mi hermano estaba en casa exper
ta al más obstinado de los corazones. Lo único que podía hacer era quedarme allí y dejar que se desahogara. No era nada personal, sabía que era
enalina que le producía la renuncia a la voluntad de su sumisa, pero eso era sólo una parte. Sin la capacidad de supervisar su cuidado posterior,
er ritual que considerara apropiado para la ocasión. El hecho de que realmente se preocupara por e
duda de que, una vez superado el shock inicial, León movería cielo y tierra para hacer suya a Clara. Sólo rezaba para que ninguno de los dos dejara q
golpe en la puerta. Asegurándome de que Clara es
o queriendo molestar a mí amiga. Ella se
ari? -preguntó en voz
dora. Azul intentaba que le contara lo que sentía, pero ella se limitaba a gemir en voz baja, preguntándose por qué la había dejado. Era muy doloroso verlo-. Como ya no podía contener las lágrimas, me incliné hacia él, y hundí la cara en el pliegue de su cuello, res
tus métodos no fueran convencionales, pero tu corazón estaba en el lugar correcto -me habló suavemente al oído-. León y yo somos mejores amigos desde la infancia, lo conozco mejor que nadie, por lo qu
iendo un Dom, porque siente que no puede tener las dos cosas... una amante y una sumisa -admitió -Todos le hemos demostrado que es posible. Puede tenerlo todo, una novia y una sumisa... todo en la misma persona -susurró colocando un dedo bajo mi barbilla, suplicándome en silencio que l
me concediera la entrada. Leandro, que nunca me negaba nada, separó los
astrarme bajo su piel y hacernos uno, lo haría, no había otro lugar en el que prefiriera estar que, en los br
amos recuperar el aliento. -Tú, eres el centro de mi universo. No sería nada si
una vez más las lágrima
, mi vida. No sé q
casto pero persistente en los labios. Me acarició suavemente la mejilla
e en la cama. Mañana iba a ser un día largo
on tanta delicadeza -poco sabía que eso ocurriría antes de lo que pensaba-, así que mañana sería, como mucho, entretenido, si no
pos, pensé mientras el sue
se apod