/0/19409/coverorgin.jpg?v=cd4067e10657fb3d12e50316239aeb40&imageMogr2/format/webp)
Sabía con certeza de que había un problema cuando observé a Julián Navarro en la puerta de mi casa. Su sonrisa maliciosa me lo terminó de confirmar, lo que hizo que mi cuerpo se pusiera tenso por lo que pudiera ocurrir. «¿Acaso se había enterado sobre la cena que iba a realizar mi madre y pensaba arruinarla para fastidiar mi vida todavía más?»
Lo miré con el ceño fruncido.
Su sonrisa crece todavía más con mi escrutinio, haciendo que mi teoría se hiciera más acertada conforme nos mirábamos mutuamente. Siendo el capitán del equipo de fútbol de Royal Diamonds, su ego era demasiado grande para no odiarlo. Aunque si era sincera conmigo misma, una parte de que fuera tan egocéntrico era debido a su aspecto físico. Odiaba tener que admitir que era demasiado sexi como para no reaccionar de forma inapropiada cuando lo veías caminar hacia a ti. Sobre todo, cuando mostraban esa sonrisa maliciosa que siempre desarmaba a cualquier corazón. Era un arma letal.
Las chicas de la Academia les gustaba alardear demasiado y decían que besaba delicioso.
Obviamente mentían. Dios no podía ser tan considerado con una persona como él. Tenía que tener un defecto, nadie podía ser tan perfecto como Julián nos hacía creer a todos.
Sin embargo, no pude evitar echarles un pequeño vistazo superficial al atuendo que llevaba en ése momento. “¿Por qué siquiera estaba tan formal?», pensé mientras observé el traje de tres piezas color gris con una camisa negra y una corbata de color azul con rallas verticales de color blanco y negro. En su mano izquierda, un reloj platinado que rodeaba su muñeca.
—¿Has terminado de mirar, nena?
«Idiota, ¿Por qué tenía sonar tan erótica su voz?».
Si no fuera porque estaba completamente sana de mis facultades mentales. Esa forma de llamarme me hubiera hecho derretir completamente.
Levanté la vista.
—¿Qué estás haciendo aquí?
En su mirada apareció un brillo malicioso.
—¿No piensas invitarme a entrar?
«Tan gracioso...»
—No.
Creí que se iría con mi negativa, pero al contrario de eso, Julián cruzó sus brazos y se apoyó en el umbral de la puerta. El mundo podía destruirse y él parecía no preocuparse al respecto.
—Me hieres—dijo simulando una expresión herida y colocó un mano en su mano.
—Lo dudo.
Mordió su labio.
—¿Y un beso de bienvenida?
Idiota.
—No lo preguntaré de nuevo, ¿Por qué estás aquí?
— ¿Vas a salir?
—No.
— ¿Entonces así es como recibes a todas tus visitas? —cuestionó mientras sus ojos azules bajaban lentamente sobre mi cuerpo. El vestido azul que había elegido para la cena era de manga larga y que estaba cubierto de encaje. Lo revelador del vestido era su altura. Me llegaba a las piernas y por lo tanto están descubierta a que cualquiera las mirara. Como el idiota de enfrente. Su mirada hambrienta me hacía tener ganas de ir a mi habitación para ir cambiarme; pero no iba a dejar que Julián me intimidara de esa manera.
Tomando un respiro, uno muy largo para evitar cometer homicidio, intenté tranquilizarme.
—No estoy para juegos, Julián. Al menos no está noche, así que te sugiero que te largues de mi casa. Ahora.
Julián me quedó observando intensamente cuando dije su nombre, y eso era porque nunca lo llamaba de esa manera. Siempre era por un insulto o algo parecido, pero nunca su nombre. Pero, ¿qué esperaba realmente? Ahora no tenía tiempo para sus juegos. El novio de mi madre y su hijo iban a llegar, y no podía dejar que la cena se arruinará solo por estar peleando con él. Tenía que irse. Ya.
—Entiendo...—esa despreocupación de su parte fue lo que me hizo explotar por fin.
—¡Pues vete!
—No puedo, Johana, aunque quisiera irme de tu casa. Realmente no puedo.
Iba a replicarle, pero me detuve por un segundo.
Sus palabras me dejaron pensando pues Julián las había pronunciado como si tuvieran un significado oculto y ese aturdimiento de mi parte fue lo que hizo que se despegara de la pared para poder dar un paso en mi dirección.
«¡Qué rayos!», pensé al tenerlo cerca de mí. En forma instintiva, retrocedí un paso.
Lo que hizo que Julián entrará a mi casa.
/0/6660/coverorgin.jpg?v=df799fe645f7079c5478121c08e496a0&imageMogr2/format/webp)
/0/18377/coverorgin.jpg?v=5674bef4abf373651dd3e2ff2985c240&imageMogr2/format/webp)
/0/13780/coverorgin.jpg?v=593f13f7bb50dab568b36d18db0024e4&imageMogr2/format/webp)
/0/15846/coverorgin.jpg?v=02e3c88d71fe93030e8f6b9de4319e98&imageMogr2/format/webp)
/0/16987/coverorgin.jpg?v=e33e6d7f9c1665af43413423c65447a3&imageMogr2/format/webp)
/0/19011/coverorgin.jpg?v=066ef5f2a5944242896b16643683976a&imageMogr2/format/webp)
/0/803/coverorgin.jpg?v=fb8ccd5a66035ae15fc33d331082486d&imageMogr2/format/webp)
/0/11139/coverorgin.jpg?v=48f19583495716405ff6084aa3ca3b79&imageMogr2/format/webp)
/0/1358/coverorgin.jpg?v=7141d99d74e84f7b97ec5a108c6322e1&imageMogr2/format/webp)
/0/8446/coverorgin.jpg?v=6d470310fbee75ae78a4b899d1c40772&imageMogr2/format/webp)
/0/11917/coverorgin.jpg?v=8880ce786a4af6369d4cc9c38a024924&imageMogr2/format/webp)
/0/6671/coverorgin.jpg?v=9b1617768a5b3195dadc70db3abb47bc&imageMogr2/format/webp)
/0/4623/coverorgin.jpg?v=bdb2fd9793517b3dde6b83dbd511aaac&imageMogr2/format/webp)
/0/17784/coverorgin.jpg?v=c43da09fc9ee4707b52fc71e69ce5dfe&imageMogr2/format/webp)
/0/18284/coverorgin.jpg?v=c48bc05458c5219e9cc56e29b5b604e8&imageMogr2/format/webp)
/0/11953/coverorgin.jpg?v=646062f99c9e51c0c04d64a75e87d44f&imageMogr2/format/webp)
/0/6500/coverorgin.jpg?v=2cf36df1f64e00d86116c30415bc9c3f&imageMogr2/format/webp)
/0/4220/coverorgin.jpg?v=0273e16cc7bbe63452c53f26aad45838&imageMogr2/format/webp)
/0/18415/coverorgin.jpg?v=169d6ccf2b41cfa6d64c20e453e6dbfd&imageMogr2/format/webp)
/0/18433/coverorgin.jpg?v=44cb1811f01214ae99c6126e53b47da6&imageMogr2/format/webp)