Una esposa para mi hermano
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
Vuelve conmigo, amor mío
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Tener hijo con mi mejor amigo
Enamorarme de ella después del divorcio
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
¿Quién se atreve a cortejar a mi reina encantadora?
Me quedé mirando a la chica que estaba frente a mí, y sus ojos nerviosos escondidos detrás de los anteojos de montura negra me devolvieron la mirada. Me coloqué un mechón suelto detrás de la oreja con vacilación y me mordí el labio.
La chica hizo lo mismo.
Luego, parpadeé, y ella imitó mi gesto nuevamente.
"¿Terminaste de mirar tu reflejo, Em?". Un resoplido vino de detrás de mí. "¡Por el amor de Dios! ¡Has estado haciendo lo mismo durante los últimos cinco minutos! ¡Me estás asustando!".
Le dediqué una mirada a mi mejor amiga a través del espejo, quien me observaba con los brazos cruzados sobre su pecho, sentada al borde de mi cama con el ceño fruncido.
Volví a centrar la atención en mi reflejo. "No lo sé, Beth. ¿Crees que a él le gustará mi apariencia?".
"¿Después de que pasamos dos horas arreglándote? Sí, estamos seguras de que le encantará cómo te ves y no te rechazará cuando le digas lo enamorada que estás de él", dijo Casie, mi otra mejor amiga que estaba de pie junto a Beth.
Rechazo. Esa es la misma palabra que me ha estado atormentando durante gran parte de mi vida. He estado esperando este día durante seis años. Desde el día en que él me dijo todas esas palabras. He estado esperando desde entonces.
Si él me rechaza hoy, no sé qué haría.
Flashback.
"¿Serías mi príncipe, Ace? Yo quiero ser tu princesa", le pregunté al mejor amigo de mi hermano cuando me regaló un vestido de Cenicienta en mi noveno cumpleaños.
Él se rio de mi tonta pregunta y su gesto casi rompe mi corazón. Sin embargo, cuando vio mi rostro decaído, se agachó ante mí y dirigió su mirada gris como la tormenta a mis ojos turquesa. "Ya eres mi princesa", me dijo.
"¿En serio?". Mi rostro se iluminó como un árbol de Navidad al escuchar sus palabras. "¿Eso significa que te casarás conmigo?".
Ace se mordió el labio y sus ojos brillaron con diversión. "Lo siento, pequeña. Pero no puedo casarme contigo".
"¿Por qué no?", le respondí con una mueca.
"Porque no es el momento adecuado. Todavía eres muy joven".
"Entonces, ¿cuándo será el momento adecuado?". Le dediqué una mirada cargada de esperanza.
"Cuando dejes de ser un capullito y te conviertas en una rosa en todo su esplendor".
Fin del flashback.
Había esperado hasta este día para florecer y transformarme en una rosa. En el pasado, yo no sabía lo que significaban sus palabras, por lo que las escribí en mi diario personal para recordarlas y tratar de comprenderlas.
Casie dijo que ya éramos lo suficientemente grandes como para tener novio. Bueno, ella ya había tenido uno a los catorce años y, ahora que teníamos quince, el número había aumentado a cuatro.
Yo estaba al tanto de que todo lo que Ace había dicho ese día había sido para no romperle el corazón a una niña ingenua de nueve años, pero no me importaba. Creo que estoy preparada para confesarle mis sentimientos el día de hoy. Esta vez, de verdad.
"¡Em, te ves impresionante! Aunque prefería tu cabello largo y ondulado. Pero está bien, este también te queda de maravilla", comentó Beth.
Mi largo cabello hasta la cintura había sido reemplazado por una melena que me llegaba hasta los hombros, y mis ondas salvajes habían desaparecido para darle paso a mi cabello lacio. Ahora lucía igual a Tess, mi hermana. Ella y Tobias eran gemelos, por lo que Ace también era su mejor amigo. Una vez lo escuché decir que le gustaba el cabello de mi hermana, así que tomé la decisión de arreglármelo igual al de ella. Aunque mi hermana era rubia y yo castaña.
"El pelo corto está de moda ahora. Además, a Ace le gusta así", respondí mientas revisaba mis uñas recién arregladas, igual a las de Tess.
Tal como a Ace le gustaba. Todas sus novias anteriores eran como mi hermana; hermosas y con clase. Sí, estaba celosa de ellas; sin embargo, todas habían sido temporales, ya que, una vez que estemos juntos, yo seré la única en su vida.
Me sonrojé ante el pensamiento que invadió mi mente.
Entonces, decidí ser como ellas y me inspiré en mi hermana. ¿Quizás de esa manera se fijará en mí?
El cambio de imagen del día de hoy era la prueba, pues me vestí como Tess y me arreglé tal como lo hace ella. Incluso me infiltré en su habitación para sacarle su perfume favorito.
"¿No crees que este vestido es demasiado corto, Casie?". Si bien quería usar un atuendo como los de mi hermana, no me sentía cómoda en ellos. Ella se veía hermosa con esos pequeños vestidos ajustados, ya que su figura era como un reloj de arena. Sin embargo, yo no había sido tan suertuda y mis curvas eran casi inexistentes. Bueno, no se le podía pedir más a una chica de quince años.
"¡No es corto! ¡Te pondrás eso y punto! ¿Acaso no quieres que Ace te note?", dijo Casie con una ceja levantada.
"¡Está bien!", le respondí mientras tomaba una respiración profunda. ¡Vamos, Em! ¡Tú puedes hacerlo!
"Está bien. Vamos. De lo contrario, nos perderemos la gran entrada de tus hermanos", dijo mi amiga con emoción mientras salía de mi habitación.
Hoy era el decimonoveno cumpleaños de mis hermanos mayores y cada celebración en la familia Hutton tenía fama de ser grandiosa, por lo que nadie quería perderse este evento tan especial al que asistiría casi la mitad de las familias más prestigiosas de la zona.
Cuando todos llegamos al salón, me moví inquieta en mi lugar. Mis manos estaban sudadas y mi corazón golpeaba fuerte en mi pecho, pues estaba nerviosa por el eventual encuentro con Ace. Para mi mala suerte, el pequeño vestido que estaba usado me hizo sentir aún más incómoda.
Divisé a mis padres entre la multitud. Ambos estaban de pie al lado del otro, como de costumbre. Los dos eran inseparables y seguían locamente enamorados incluso después de veinte años de matrimonio.
La relación de mis padres me daba esperanza. Si Ace y yo llegáramos a ser así algún día…
"¡Emmy!". La voz de mi madre me sacó de mi fantasía.
Les dediqué una sonrisa a ambos y caminé en su dirección.
"¡Dios mío! ¡Mírate! ¡Mi bebé se ve tan hermosa el día de hoy!", dijo mi madre efusivamente con una sonrisa deslumbrante.
"¿En serio?", le pregunté sonrojada.
"¡Por supuesto, mi niña! ¡Deberías arreglarte más seguido!".
Papá no dijo ni una sola palabra, pues no parecía estar contento con mi vestimenta tan fuera de mi elemento.
"¿No te gustó el vestido que te compré, princesa?", me preguntó.
Sí me había gustado. Mucho, en realidad. Pero a Ace no le gustaría.
"¡Me encantó, papá! Pero… no pude encontrar joyas que me combinaran", mentí.
Él asintió con la cabeza.
Mamá me dedicó una mirada de complicidad, ya que ella sabía que me gustaba Achilles Valencian, todos sabían. Sin embargo, nadie sabía que lo que yo sentía era mucho más que un simple capricho.
Ace se había convertido en el príncipe de mis sueños desde el día en que Tobias me lo presentó cuando tenía solamente siete años. Ese día todavía vivía detalladamente en mi memoria. Pero fue el día que me salvó de unos matones en mi escuela cuando se convirtió en mi héroe. Y, con el pasar del tiempo, se convirtió en mi corazón.
Detuve el impulso de cubrir mis mejillas sonrojadas.
¿Dónde estaba Ace?
Inspeccioné el lugar en su busca. Él ya debería haber llegado a esta hora. El mes pasado, cuando jugó al ajedrez conmigo, me prometió que vendría esta noche, y él nunca rompía nuestras promesas.
Él solía venir a nuestra casa todos los días, pero sus visitas habían disminuido después de la tragedia que enfrentó su familia el año pasado. Ace cambió. El chico despreocupado y juguetón se convirtió en un hombre perdido y enfadado; sin embargo, su personalidad cariñosa cuando estaba conmigo seguía intacta. Él venía una vez al mes a visitarnos y, obviamente, a jugar al ajedrez conmigo.
La multitud aplaudió cuando Tess y Tobias bajaron las escaleras dramáticamente con el foco en ellos. Tess parecía sacada de un cuento con su vestido de hada rosa a medio muslo, y Tobias se veía reluciente con su esmoquin negro. Ambos sonreían a las cámaras y a la multitud mientras sus amigos aplaudían y silbaban incontroladamente.
Sin embargo, no había señales de Ace.
Deambulé sin rumbo fijo entre la gente para buscarlo.
¿Dónde estás?
"¡Ay!".
Tropecé hacia atrás al chocar contra un torso tonificado. Al cabo de unos segundos, unos brazos rodearon mi cintura.
"Lo sien… ", la respiración se atascó en mi garganta cuando alzé la mirada y vi unos tormentosos ojos grises observándome. La densa barba incipiente había desaparecido y su mandíbula definida se percibía perfectamente. Su cabello negro azabache estaba peinado hacia atrás y la argolla en su ceja derecha había desaparecido. A pesar de que tenía sombras oscuras bajo sus hermosos ojos y estaba más delgado que antes, aun así se veía impresionante.
"¿Capullito?". Su frente se arrugó mientras me ayudaba a ponerme nuevamente sobre mis pies y observó mi cuerpo de arriba hacia abajo con los labios apretados. "¿Qué llevas puesto?", dijo con voz profunda en un acento griego.
Eso sucedía cada vez que estaba enojado.
Mis ojos se agrandaron de la sorpresa. ¿Acaso no le gustó cómo me veía?
"Uh, ¿por qué? ¿No me veo bien?", le pregunté mientras me mordía el labio. "Pensé que te gustaría".