Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Destinada a mi gran cuñado
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
La mayoría de los libros que he leído inician con la típica escena donde la chica se despierta, los rayos de sol entran por la ventana, ella bosteza y abre sus ojos. Luego describe meticulosamente su perfecta habitación. Su cabello sedoso y mágico siempre se le acomoda en ondas maravillosas, su madre la llama para desayunar y menciona que tiene un hermano comprensivo y amable que la lleva a clases cada día.
¡Para nada!
Eso es meramente ficción y tampoco va con mi vida. No tengo nada que ver con un libro de los que me regala papá, en el que todo es romance y flores. Donde la chica se enamora de un desconocido que es perfecto y el amor triunfa.
Esto es la vida real, que para nada se parece a la ficción. Los cuentos con finales felices y príncipes azules solo sirven para idealizar una vida perfecta que nunca conseguiremos tener, para crearnos aspiraciones que por mucho que luchemos nunca podremos conseguir.
Mi historia no comienza con ese mágico amanecer, en absoluto, comienza con la peor borrachera de mi vida.
-¡Qué me voy a ir! -grito dramáticamente y Livia se lleva una mano a la cabeza para negar riendo, el camarero me mira como si estuviera loca y yo me levanto tambaleándome un poco-. ¡Me voy a la Conchinchina, a una escuela de pijos!
Beber whisky me ha sentado muy mal, no controlo lo que sale por mi boca, estoy muy borracha y en este estado soy un maldito desastre. Esta es una de las peores noches de mi vida.
Mis queridos padres me han dado la que he bautizado como la peor noticia, y he decido beber hasta perder la conciencia. Tal vez para muchos sería algo genial, pero para mí esto significa un horrible sacrificio y estaría dispuesta a todo por no tener que cumplir sus órdenes y hacer lo que quiera con mi vida.
-Estás muy borracha, Eva, mejor deja que Livia te lleve a casa. -Mi recién nombrado ex novio me toma de la mano y se la arrebato de un tirón.
Estamos en uno de los bares de la ciudad, mis amigos organizaron una pequeña reunión para despedirme puesto que mañana me marcho a ese lugar cuyo nombre no logro pronunciar en este estado de embriaguez. Livia está triste por mi partida, es mi mejor amiga desde los siete años, los demás van a olvidarse de mí en cuanto lleguen a sus casas. Sobre todo mi novio desde hace dos años, quien me acaba de dejar hace unos minutos, como si nos conociésemos desde hace tres días y no llevásemos dos años compartiendo saliva.
-Este es mi último día con mis amigos -digo alargando la "o" y tomando la botella en mis manos-, los voy a extrañar idiotas, han sido unos pésimos amigos, excepto Liv, claro, pero igual voy a extrañarlos.
Todos ríen y yo me dispongo a marcharme con la cabeza en alto. Me iré lejos, pero dejaré todo un incendio a mi paso.
No soy tonta, en esta mesa mi única amiga es Livia, los demás son un grupo de interesados que se acercan a mí por mi apellido y por pertenecer a una de las familias más influyentes de la ciudad, después de todo, los Toscano, son dueños de gran parte de los negocios de aquí.
-Nos veremos en las vacaciones Eva -añade Raisha con su mirada dulce, sin duda era buena fingiendo ser amable.
-Shh. -La mando a callar y todos se burlan-. Espero que para ese tiempo no sigas follándote a Drek porque Stella se va a enterar.
Raisha es una zorra que se acuesta con el novio de su mejor amiga, los he pillado muchísimas veces en la biblioteca de la universidad metiéndose mano. Stella es una buena chica y está demasiado enamorada del imbécil de su novio, así que mi acto de caridad antes de marcharme es sacarla de esa burbuja. Livia se pone de pie y me tapa la boca, Stella mira a Drek con cara de pocos amigos y Miss zorra pone cara de terror. Suelto un hipo y cómo puedo quito la mano de Liv de mi boca.
-Que arda Troya, bebés. -Los miro a todos riendo, al instante Stella se pone de pie para marcharse y Drek va tras ella. Creo que acabo de destruir una relación.
A mi lado mi flamante ex novio me dedica una mirada molesta con intención de intimidarme, y en respuesta, le saco la lengua y me río.
-¿Qué crees qué haces? -me pregunta enojado.
-¡Joel, tú ni me hables! -Lo señalo con el dedo-. Lis rilicionis a distincia ni fincionin -balbuceo en una mueca- ¡Me valen tres hectáreas de mierda tus excusas baratas!