Luego de tres semanas fuera de la ciudad, Sofi llega justo a tiempo para la boda de Sole y Erik; la tan esperada boda.
En su habitación se escucha a Pink junto Adam Lambert cantando "Whataya want from me", logrando sonar sus acordes por todo el apartamento, mientras espera a que Tony llegue con su vestido de dama de honor. Luego de ducharse, se envolvió en una toalla y se sentó en la cama, mirando de reojo el reloj y tarareando por lo bajo la canción tratando de calmar sus nervios por la boda; ella no es muy buena con las reuniones sociales y por lo que le comentó Tony, Sole es de una familia numerosa, al contrario de ella, que se encuentra sola.
Sus padres murieron en un accidente automovilístico cuando ella tenía quince años, dejándola bajo el cuidado de su abuela paterna, su único familiar directo y también el único familiar que llegó a conocer; su abuela se halla en Milán manejando el negocio del padre de la joven, un negocio del cual Sofi se rehusó a hacerse cargo cuando cumplió la mayoría de edad, prefiriendo viajar hacia Argentina para comenzar una nueva vida realizando lo que es de su agrado.
-Perdón la tardanza -se deja escuchar Tony, que entra atareado con el vestido, los cosméticos y su propia copia de llaves del apartamento de Sofi.
-Está bien.
-¿Pasa algo? -indaga el boricua.
-No. Solo estoy nerviosa; no soy buena en presencia de tantas personas.
-Ok, niña, hoy tendrás que ser buena -Se acerca y le tiende el vestido, el cual ella solo mira con desconfianza-. Vamos, Sofi, no va a morderte.
Dejando escapar con pesado suspiro, lo acepta y se encamina hacia al baño; a los pocos minutos sale luciendo un hermoso vestido turquesa con escote de corona.
-¿Qué? -pregunta al ver al boricua observándola con una sonrisa.
-Te queda precioso.
-¿Seguro? ¿No me veo... no sé... algo menor de edad?
-Bueno, si lo vemos por el lado de tu estatura, puede de que sí -se burla, provocando aligerar el nerviosismo de la joven.
-Lo bueno viene en frasco chico, Tony -refuta, guiñándole un ojo.
-Tienes toda la razón -asiente sin perder la sonrisa-. Ven, siéntate que toca el maquillaje.
Media hora después, su pelo estaba recogido en una trenza muy trabajada dejando su largo cuello al descubierto y su rostro maquillado con colores tierra, dejándola muy asombrada por la gran labor que hizo Tony con ella.
-¿Te gusta? -quiere saber el boricua.
-Me encanta; casi que no soy yo -exclama, sin poder ocultar su sonrisa.
-Es la idea -canturrea Tony.
~~~
En la iglesia se halla una novia con los nervios de punta, caminando de un lado a otro conforme Lina «su otra dama de honor» la observa con una media sonrisa.
-Ya, deja de moverte -se queja Lina.
-No puedo; estoy nerviosa -Se detiene y la mira-. ¿Viste la cantidad de personas que hay? Son como trescientos -Niega ligeramente con la cabeza-. ¿De dónde salió tanta gente?
-Son tus familiares -suspira-. ¿Te recuerdo quién los invitó? -ironiza elevando una ceja divertida.
-Se me fue todo al carajo; en cuanto Erik conozca a todos en la fiesta, va a pedirme el divorcio antes de llegar a la luna de miel.
-Ay, por los modelos más sexis, ¿qué idioteces dices? -La toma de un brazo y la sienta-. Mas vale que te comportes y te aguantes, porque no vuelvo a ponerme un vestido de estos ni en broma. ¿Capichi?
-Pero si te queda hermoso.
-No me jodas, Sole. Encima turquesa. ¿No tenías un color más chillón para elegir? -suelta con ironía.
-Sí, verde manzana -bromea la pelirroja. En ese momento se abre la puerta y entra una Sofi con atropello y descalza-. ¡Sofi! -exclama.
-¿Estás descalza? -interroga Lina observando sus pies.
-Sí, es que... bueno... estos zapatos son la muerte -responde la aludida, mientras le deposita dos besos a la novia-. Estás hermosa, Sole -manifiesta instándola a girar sobre su eje.
La pelirroja lleva un hermoso vestido de novia con volado de princesa muy ancho, largo hasta los tobillos; un escote corona, dejando sus pechos bastantes apretados y unos largos tacones muy similares al cristal.
-Gracias... ¡Dios, estoy tan nerviosa!
-Yo lo estaría si llevara esos zapatos -bromea la recién llegada.
Luego de bromas y burlas para apaciguar los nervios de todas, el padre de Sole la busca para escoltarla al altar conforme las damas de honor toman sus posiciones.
«La iglesia apesta a flores» piensa Lina, mientras hace su camino al lugar que le corresponde.
Toda la iglesia está vestida de blanco y dorado, el único contraste es la alfombra de color rojo. Los primeros acordes de "Whenever, whenever" de Maxwell comienza a sonar, mientras la novia entra tomada del brazo del padre y sus ojos anclados en su futuro esposo, apreciando las vistas al verlo en un trajo blanco de tres piezas.
Cuando la pelirroja llega al altar, Erik la toma con manos temblorosas y ambos sonríen antes de mirar al cura para después expresar sus votos.
-Hoy es el día que debo hacerte la promesa más importante de toda mi vida -comienza Erik-. Bien; me comprometo a amarte, cuidarte y comprenderte cada día que estemos juntos. Eso no es difícil, lo hacen todos los novios. Pero yo quiero prometerte algo más; me comprometo a escuchar lo que tienes que decirme, aunque muchas veces me cueste llevarte el hilo -dice sonriendo provocando que los demás también sonrían-; a tomar en cuenta tu punto de vista, aunque no sean muy lógicos -Se escuchan las risas de fondo-; a tener buenas ideas para disfrutar el fin de semana y a respetar tu gusto por ir de compras, aunque me arrastres a ellas -La novia sonríe-. Me comprometo a abrazarte cuando las cosas se pongan difíciles, a estar allí para enseñar a nuestros hijos; me comprometo a compartir todas nuestras responsabilidades y sobre todo a admitir cuando me equivoco para intentarlo nuevamente. Te prometo que intentaré llevarte flores, aunque no sea primavera; estoy pensando en poner un vivero en la terraza -De nuevo se escuchan las risas-. Prometo que estaré presente, incluso cuando no puedas verme y que procuraré encontrar cada día una razón para mantener vivo nuestro proyecto. Te amo y estoy profundamente orgulloso y feliz de que aceptes ser mi esposa. Si tengo que volver a prometerte todo, me volvería a casar una y otra vez contigo.
-Ni de chiste me vuelvo a poner este vestido -se deja escuchar una voz femenina; todos giran hacia ese sonido para luego estar en risas.
-¡Lina! -reprende Sole.
-Lo siento -murmura la joven-. Pensé en voz alta.
La pelirroja le sonríe a Erik y este articula «Te amo» con ojos brillantes.
-Hoy, a punto de ser tu esposa -empieza Sole con su voto-, quiero decirte las tres razones por las cuales acepté casarme contigo: Uno; porque es maravilloso ser tu compañera y descubrir cada día el placer de nuestra vida en común. Dos; porque me haces sentir mejor mujer, amiga y ser humano. Tres; porque mi búsqueda terminó aquella tarde en Alemania, en ese restaurante, cuando te acercaste a mi mesa con tu hermosa sonrisa y tus brillantes ojos azules, ahí conocí al hombre más generoso y optimista del mundo. He hallado a alguien con quien siento que puedo ser yo misma, que me acepta, me valora y entiende incluso cuando callo, «los cuales no son muchos esos días», o tengo un mal día. Me siento una chica con suerte y quiero decirte que hoy me profeso honrada por compartir el resto de mi vida contigo. Sé que encontraremos dificultades, pero también sé que estaremos juntos para enfrentarlas. No puedo imaginarme emprender esta vida sin ti. Te amo, Erik.
Luego de la ceremonia, las casi cien mujeres «la mayoría invitadas por la novia», se preparan para toma el ramo.
-¿No vas a ir? -le cuestiona Alex a Lina, acomodándose a su lado. Ella solo se limita a negar con un movimiento de cabeza-. ¿Qué temes perder? -aguijonea.
-La tanga -se guasa ella, provocando que su hombre suelte una estruendosa carcajada.
-Yo dudo que puedas agarrar ese ramo -entona retándola y conociendo en demasía a su mujer.
-Si lo agarro, ¿qué gano? -pregunta, pisando el palito.
-Lo que quieras.
-Ya tengo lo que quiero -expresa depositándole un casto beso en los labios.
-¿Qué te parece una boda diferente? -tantea.
-Ya nos vamos entendiendo -dicho eso, lo besa de nuevo-. Ve organizando esa boda -susurra sobra su boca para luego girar en busca de ese ramo-. Yo me encargo de la luna de miel -grita sobre su hombro, dejando a un Alex sonriendo y más enamorado.
La novia ocupa el centro del estrado y las mujeres se amontonan debajo a la espera de que el ramo fuera lanzado. Sole hace lo propio y lo lanza; el tumulto de mujeres se abalanza sobre este haciendo que la mayoría caiga al suelo, entre ellas Lina, que después de forcejear, sale airosa con el ramo en una mano, sonriendo y dedicándole una mirada a su hombre. En esa mirada Alex sabe que debe preparar una boda del todo original y desigual, una boda digna de su Ángel. Le toca romperse el ΄coco΄ para lograr sorprender a Lina, tarea nada fácil, aunque, todavía cuenta con un poco de tiempo. De seguro se la pasará leyendo varios libros de romances locos para satisfacer a su loca mujer y no querrá detenerse a pensar en qué hará ella para la luna de miel. Con solo pensarlo, se le pone la piel de gallina.
-¿En qué me metí? -susurra para sí mismo.
Una vez en el salón, bebieron, comieron, se sacaron las fotografías familiares, (tomándose un buen rato con la familia de Sole), para después, la gran mayoría, salir a la pista de baile.
-Creo que el fotógrafo se quedó sin memoria en la cámara -se burla Erik, al tiempo que hace girar a su esposa en la danza.
-Mejor, ya gasté todas mis poses -juguetea sonriendo.
-Está hermosa, señora Dunkan -le susurra al oído.